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Japón día 2

Tokyo: Asakusa, Ueno, Akihabara y Kagurazaka

10 DE MARZO DE 2018

Nos levantamos pronto (una mezcla de jetlag y nerviosismo hace que no durmamos mucho los primeros días de viaje) y nos fuimos a buscar un sitio para desayunar. Normalmente intentamos no desayunar en los hoteles para poder vivir más la vida de la ciudad donde estamos.

Como era muy pronto había poco abierto, pero encontramos una cafetería llena de japoneses cerca del acceso al metro en Shimbashi. Había desde bollería que estaban horneando en el momento, hasta sushi en cajas bento para llevar. Elegimos varias piezas de bollería que nos parecieron más niponas que occidentales y un par de bebidas calientes.

Compramos el pase de metro de 72 horas con viajes ilimitados en la estación de Shimbashi. Es un billete sólo para turistas que únicamente se puede comprar en determinadas oficinas presentando el pasaporte (tenéis toda la información en cómo moverse en Tokyo).

Fuimos hacia el barrio de Asakusa para ver el templo Senso-ji. Pensábamos que llegando a las 8:30 de la mañana estaría bastante tranquilo, pero nos encontramos con un autobús de chinos que acababan de bajar en la primera puerta, por lo que hacer una foto fue casi imposible. Curiosamente, no pasaron de allí, así que el resto sí estaba tranquilo, aunque con el cielo nublado. Si queréis ver el templo sin gente tendréis que madrugar un poco más que nosotros.

Pagoda y puerta Hozomon en Senso-ji

Vimos las dos impresionantes puertas de acceso al templo:

    • Kaminarimon, que da acceso a Nakamise dori, la calle central llena de tiendas donde podréis comprar souvenirs, los famosos Ningyo yakis (tortitas rellenas de pasta de judías) y productos típicos de Japón. La puerta tiene un farolillo enorme en el centro con un escudo en la base en forma de dragón bastante chulo y está custodiada por los dioses del trueno y del viento.
    •  Hozomon, al final de Nakamise dori, da acceso al recinto del templo, tiene un piso más, tres farolillos y está custodiada por dos guerreros inspirados en dos luchadores de sumo. Tiene en la parte que da al templo dos enormes alpargatas que donaron como ofrenda los habitantes de Murayama.

A la izquierda de Hozomon hay una enorme pagada de 5 pisos, y en el fondo, el pabellón principal Kannon-do, dedicado a la diosa de la misericordia. Alrededor de éste se reparten el resto de pequeños templos que forman el complejo.

Entre la puerta y el pabellón, está la zona de las abluciones o temizu, la zona de purificación por humo y la zona para comprar ofrendas y hacer peticiones (aquí tenéis todos los rituales de los templos).

Es uno de los templos más bonitos, aunque también de los más visitados, lo que lo convierte en uno de los imprescindibles de Tokyo.

Purificación por incienso en Senso-ji

Salimos por una calle lateral de Nakamise dori después de comernos unas Ningyo yaki en forma de farolillo que nos encantaron y unas Kibi dango acompañadas de un vaso de Amazake (os dejamos más sobre los productos típicos en la entrada qué comer en Japón). Ya estábamos listos para recorrer el barrio de Asakusa hasta llegar a Kappabashi dori. 

Esta calle tiene más de un kilómetro de tiendas de menaje de cocina, el barrio es conocido como Kitchen Town. Aquí Rafa aprovechó para llenar la mochila con platitos para soja, palillos, cestas para hervir fideos ramen y un sinfín de cosas que Antonio no quiso ni mirar.

Entre tienda y tienda de artículos de cocina se encuentran las tiendas de sampuru, el arte japonés de las imitaciones de platos de comida que utilizan los restaurantes como ejemplo de sus menús. No se considera cutre que un restaurante tenga en su puerta una vitrina llena de estas piezas superrealistas. De hecho vimos más de un taller en centros comerciales para aprender a hacerlos.

Nos desviamos hacia Ueno pasando bajo la estación y entramos en el parque. Estaba empezando el hanami y encontramos todo el parque preparado para la floración. Vallas protegiendo los cerezos, farolillos y banderines con motivos de la fiesta y enormes contenedores.

Además, tuvimos suerte y casi todos los cerezos estaban llenos de capullos y algunos ya bastante florecidos. En estos últimos, la gente se quedaba debajo para coger las flores que los pájaros y el viento iban dejando caer. Un momento bastante chulo del viaje.

Inicio del Hanami en el parque Ueno

Casualmente, mientras paseábamos viendo los cerezos, nos encontramos con la familia argentina que había viajado a nuestro lado durante el vuelo. A los pobres les habían perdido las maletas en un vuelo de conexión en Madrid y habían tenido que comprar ropa para los niños.

Tras recorrer el parque y ver las pagodas y templos, volvimos a la zona de la estación para entrar en Ameya yokocho buscando un sitio donde comer. Ameyoko discurre paralelo a las vías del Yamanote line con cientos de puestos de comida que recuerdan a un mercado del sudeste asiático (podéis seguir nuestro viaje de 25 días por Tailandia y Singapur).

Se alternan tiendas de productos japoneses con locales de comida donde cualquier sitio es válido para sentarse, igual te dejan un barril que un cubo o una pequeña banqueta. No fue fácil elegir sitio porque todos nos parecían apetecibles, al final vimos uno con un par de banquetas cerca de la cocina y lleno de gente, y nos sentamos antes de quedarnos sin sitio. Fue todo un acierto. Tenían una carta con varios tipos de sopas de noodles y dumplings. La sopa coreana y los dumplings de cerdo fritos estaban exquisitos. Todo, con cerveza incluida, nos costó 2000¥ (unos 16€). Os dejamos más sobre comida callejera de Tokyo en la entrada qué comer en Japón.

Ten Ten Raku. 6-10-7 Ueno, Tokyo (Yelp)

Cómo llegar a Ten Ten Raku

Entrad a Ameyoko desde la estación de Ueno, al pasar la bifurcación seguid por la izquierda (junto a las vías), es el segundo local a la izquierda, según el sentido de la marcha, después de la entrada de Ameyoko Plaza.

Calles abarrotadas de gente a la hora de comer en Ameya Yokocho

Con el estómago lleno, recorrimos las callejuelas de Ameyoko y nos pusimos a caminar hacia Akihabara, el barrio de los otaku (frikis del anime) y lo último en tecnología. Era domingo y los domingos la calle principal, Chuo dori, es peatonal hasta las 18h, lo que permite pasear por la zona con más tranquilidad, dentro de lo que cabe, porque estaba llena de gente.

Hay un montón de megaedificios con luces de neón repletos de tiendas de videojuegos, electrónica y merchandising anime. Nos sorprendió la cantidad de máquinas de gancho y máquinas de bolas o gashapon, que había en los bajos de todos los edificios. Además, hay multitud de locales de pachinko con máquinas de pinball y música ensordecedora. Por las calles, las relaciones públicas de los maid cafe, vestidas de sirvientas y lolitas, intentan captar clientes.

Nos metimos en el edificio de Sega para ver las últimas novedades y observamos cómo los jóvenes tokiotas se vuelven locos con los videojuegos, eran unos auténticos profesionales, con guantes y todo. También entramos en Super Potato, una tienda de varias plantas con videojuegos vintage. Estábamos encantados, este barrio es uno de los imprescindibles de Tokyo.

Desde aquí fuimos al santuario Kanda Myojin, el templo de los otaku. Tiene mucho encanto pero no es muy turístico, con lo que pudimos recorrerlo con calma. Llaman mucho la atención los ema cargados de dibujos manga muy currados. Aprovechamos para comprar un amuleto omamori con forma de chip para proteger nuestros aparatos electrónicos.

Barrio de Akihabara en Tokyo

Se acercaba la hora de la cena y decidimos visitar Kagurazaka, un antiguo barrio de geishas con mucho encanto que conserva algunos callejones adoquinados con casas tradicionales de principios del siglo XX, tiendas de artesanía, cafés y restaurantes. Una de estas calles, Hyogo yokochō, ha servido de escenario a muchas series y películas japonesas.

Tras recorrer el barrio, decidimos cenar en un restaurante de tonkatsu que nos llamó la atención, con carta sólo en japonés (de nuevo un reclamo para nosotros). Había un montón de salsas encima de la mesa y no sabíamos muy bien para qué se usaba cada una, así que miramos a la mesa de las chicas de al lado para imitarlas. Pedimos un menú muy completo que incluía el cerdo tonkatsu acompañado de ensalada de col, sopa miso y arroz con encurtidos por 3000¥ cada uno. Todo muy rico.

Tonkatsu Kagurazaka Sakura Honten. 5-1-1 Kagurazaka, Tokyo (TripadvisorGoogle)

Después de cenar, como somos unos frikis, fuimos de nuevo al templo Senso-ji para hacer fotografías nocturnas con los edificios iluminados y sin tanta gente. Conseguimos alguna foto chula de las puertas de acceso y de Nakamise dori, pero en eso momento se apagó la iluminación y pusimos rumbo al barrio de Ginza para ver el edificio del teatro Kabuki-za y hacer unas cuantas fotos más antes de irnos a dormir.

Nos fuimos a la cama con la agradable sensación de que esta ciudad nos estaba cautivando.

Teatro Kabuki-za en Ginza

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