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Lisboa día 2

Excursión a Sintra: Quinta da Regaleira y Palacio da Pena. Tranvía 28, atardecer en Graça

10 de octubre de 2019

Nos levantamos muy muy temprano, hicimos un café en el apartamento con unos sandwiches que todavía teníamos de la sala VIP del aeropuerto de Valencia, y fuimos hacia la estación de Rossio.

Pasamos por delante de la terraza del famoso café A Brasileira, donde hay una escultura del escritor Fernando Pessoa sentado en una mesa, que a esas horas estaba solitario.

Como ya habíamos comprado los abonos de transporte la noche anterior, pasamos directamente a los andenes, que prácticamente estaban desiertos, con algún que otro trabajador somnoliento.

El tren salió a las 7:11 en dirección a Sintra. Aún era de noche y mientras avanzábamos, el cielo se iba tiñendo de naranja. No había mucha gente dentro del vagón, normal, a esas horas…

En 40 minutos llegamos al pueblo. Estaba desierto y con la luz del amanecer tenía mucho encanto. Sintra está enclavado en un valle muy boscoso, con edificios señoriales y un pequeño casco antiguo con callejuelas y rincones muy chulos por los que se colaban los primeros rayos de sol.

Encontraréis toda la información sobre cómo llegar, dónde comer y qué ver en la entrada qué hacer en Sintra en un día.

Miradouro da Ferraria al amanecer

En una de las callejuelas del centro está la pastelería Piriquita, una de las más antiguas de la ciudad donde hacen las pastas típicas de la zona, los travesseiros y las queijadas. Tienen dos locales en la Rua das Padarias, el más antiguo en el nº 1, donde sólo despachan, y otro más grande con servicio de mesas y cafetería en el nº 18.

Tuvimos que esperar a que abriesen dando una vuelta por el pueblo, no eran más de 10 calles, pero con mucho encanto. Os dejamos todas las localizaciones en el mapa de arriba.

A las 8:30 estábamos entrando, nada más abrir. Pedimos un café con leche y un Cacaolat, dos travesseiros y dos queijadas. Los travesseiros estaban para llevarse un par de kilos a casa.

Piriquita II, R. das Padarias 18, Sintra (TripAdvisorGoogle)

Travesseiros y queijadas en Piriquita

Después del desayuno nos fuimos caminando hacia la Quinta da Regaleira, viendo en lo alto de la montaña el Castelo dos Mouros con los primeros rayos de sol. Era un buen paseo y al llegar tuvimos que esperar unos 30 minutos hasta que abrieron a las 9:30, tiempo que aprovechamos para comprar las entradas online y no hacer la cola al abrir. Os lo recomendamos.

Por si no queréis ir andando, el autobús 435 de Scotturb conecta la estación de tren con la Quinta da Regaleira.

Entramos los primeros para intentar llegar solos al pozo iniciático, pero las otras 8 ó 10  personas que entraron con nosotros tenían la misma idea. Lo bueno fue que a los 10 minutos ya se habían ido a ver el resto de la quinta y pudimos disfrutar del lugar. Es bastante mágico, tanto por la construcción en sí como por la iluminación que han puesto en las escaleras de bajada y en las galerías subterráneas.

Castelo dos Mouros, Sintra

Quinta da Regaleira

Se puede llegar caminando por la Avenida Almeida Garrett, unos 15 minutos desde el centro histórico, o con el autobús 435 de Scotturb.

El horario de apertura es de 9:30 a 20:00 de abril a septiembre y de 9:30 a 18:00 de octubre a marzo, con un precio de 10€. Os recomendamos madrugar y comprar las entradas a la Quinta da Regaleira online para entrar directamente.

En este enlace os dejamos un mapa de la Quinta da Regaleira

Pozo iniciático masónico en la Quinta de Regaleira

Recorrimos las galerías que llevan hasta la cascada y al pozo inacabado, donde salimos a los jardines. Tardamos poco más de una hora en recorrerlo todo. Y nos encantó.

Volvimos al centro de Sintra para intentar coger un autobús, taxi o coche para subir al Palácio da Pena. La cantidad de gente que había era increíble, habíamos pasado de ser 20 personas en todo el pueblo a más de 1000 seguro.

Los autobuses estaban colapsados y no había ni rastro de taxis. Después de esperar más de media hora, vimos un tuk-tuk que nos pidió 10€ por persona por subirnos hasta el palacio, y aún subió a 2 turistas más. Allí se hacen de oro explotando el turismo, no tendríamos que haber subido promoviendo esas prácticas. Pero no había más remedio.

Quinta da Regaleira

El trayecto es bastante incómodo para hacerlo en ese tipo de vehículo y estábamos deseando bajar. Si el pueblo estaba lleno, lo del palacio no tenía nombre. Esperamos que quién gestione el parque natural se dé cuenta de la sobreafluencia y limite el aforo de personas al día como hacen en la visita a la Alhambra de Granada.

Compramos las entradas con el móvil y así nos evitamos una larguísima cola en las taquillas y nos dispusimos a pelearnos por ver el palacio, que realmente da pena (opinión de Rafa). No cabía un turista más, sólo hay 3 urinarios para los miles de turistas que entran cada día y la gente no recorre los jardines, que se extienden durante kilómetros, sólo van directos al palacio, por lo que dentro no se puede ni caminar, y la cola de acceso es de horas.

Nosotros ni lo intentamos, subimos a una de las terrazas de acceso libre y nos fuimos a recorrer los senderos del parque natural para llegar a la Cruz Alta, desde donde se tienen unas vistas chulísimas del parque con el colorido palacio en medio. Es lo único que mereció la pena de la visita.

Palácio da Pena, Sintra

Palácio da Pena

El precio de la entrada general es de 14€ (7,50€ sólo los jardines) y está abierto de 9:00 a 19:00 todos los días.

Para evitar las colas de la taquilla y acceder de manera inmediata nada más llegar, lo ideal es comprar la entrada al Palácio da Pena online (además, hay un descuento del 5%).

Antonio en la Cruz Alta en los jardines del Palácio da Pena

Para bajar de nuevo a Sintra, nos encontramos con la misma odisea, miles de turistas en largas colas esperando la llegada de taxis, autobuses y tuk-tuk. Decidimos esperar al autobús 434 de Scotturb, fuimos de pie, como sardinas enlatadas todo el trayecto. Al llegar a la estación, subimos al primer tren a Lisboa.

Llegamos sobre las 14h a la estación de Rossio y nos fuimos a comer a un local que nos habían recomendado @verodriga y @xavimarinaz, tan viajeros como nosotros, a los pies del castillo, Paladarium. Nos encantó la comida, el sitio y el trato familiar. Fueron amabilísimos, porque estaban a punto de cerrar pero nos atendieron con mucho gusto.

Comimos unas bolinhas de queso, croquetas, bacalao y lasaña de verduras, con cervezas SuperBock, praliné de chocolate de postre y un café. Todo por 45,70€.

Paladarium. Largo do Chão do Loureiro 3, Lisboa (TripAdvisorGoogle)

Comida en Paladarium

Volvimos al hotel atravesando Baixa y después de una merecida siesta, nos subimos al tranvía 28 en la Praça Luís de Camões para hacer todo el recorrido hasta el Miradouro da Graça.

Es algo recomendable y entretenido que hacer en Lisboa, se atraviesan todos los barrios del centro de la ciudad, pero no deja de ser un viaje en transporte público (nos recordó a San Francisco). A nosotros nos vino genial porque queríamos ver el atardecer desde Graça y el tranvía lo cogimos junto al hotel y finalizaba al lado del mirador.

Cuando llegamos, el sol aún estaba un poco alto pero tuvimos la suerte de encontrar una mesa en el quiosco Esplanada del Miradouro da Graça (ese que nos había gustado el día anterior y nos habíamos apuntado). Nos pedimos un par de cervezas bien fresquitas y estuvimos allí sentados hasta que se escondió el sol. Nos encantan estos momentos relajantes de los viajes.

Esplanada de Graça. Largo de Graça, Lisboa (Google)

Atardecer desde el Miradouro da Graça

Salimos con la barriga bien llena y decidimos pasear por Chiado hacia Cais do Sodré. Es una de las zonas de marcha nocturna de Lisboa, y uno de los imprescindibles que ver en Lisboa, por lo que estaba a tope. Paseamos por la calle rosa (Pink Street) y acabamos a orillas del Tajo. Pusimos rumbo al hotel por la Rua do Alecrim y nos fuimos a dormir, al día siguiente queríamos ver el amanecer en algún mirador.

Lo sabemos, somos masocas con lo de dormir poco, pero para una vez que vamos a un sitio lo exprimimos al máximo.

Cena en Minibar Teatro

Rafa tenía una reserva sorpresa para esa noche, cenábamos en Minibar de José Avillez. Es uno de los cocineros más reconocidos de Portugal, tiene varios restaurantes, este es de precio medio y tiene dos menús.

Uno de ellos tiene los platos detallados y el otro no, es como una especie de menú sorpresa. Antonio es un poco especial para estas cosas y como vio que en el detallado no había nada que no le gustase, no quiso que nos la jugásemos. Así que pedimos ese, el menú em cartaz. Cuesta 45€ por persona, sin bebida y consta de cinco tapas, dos entrantes, un pescado y una carne, un postre y los petit fours.

La cena fue una pasada y el local tiene un ambiente muy divertido. Si volvemos, no dudamos que repetiremos.

Minibar Teatro. Rua Antonio Maria Cardoso 58, Lisboa (TripAdvisorGoogle)

Miradouro das Portas do Sol · Sé de Lisboa

Bajamos caminando hacia Portas do Sol y Santa Luzia para ver cómo se iluminaba el barrio de Alfama bajo nuestros pies. Volvimos a pasar por delante de la Sé de Lisboa y regresamos al hotel atravesando Baixa.

Aprendimos un atajo para subir ahorrándonos las cuestas. Si accedes a la parada de metro de Baixa y caminas al siguiente acceso, sin entrar al metro y sin pagar nada, sales en Chiado, en Largo do Chiado. La subida se hace con las escaleras mecánicas del metro, son 3 ó 4 tramos bastante empinados, así te haces una idea de lo que subes si lo haces por la calle.

Ambiente nocturno en Pink Street