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Japón día 6

Japón día 6

KYOTO: Arashiyama, Kitano Tenmangu, Kamishichiken, Mercado de Nishiki, Gion, Miyagawacho y Kyoto Tower

14 DE MARZO DE 2018

Nos despertamos muy relajados en nuestra casa en Kyoto. Habíamos decidido no madrugar y tener un día más tranquilo, aunque el desayuno lo traían a las 8 de la mañana (lo de no madrugar fue algo relativo). Habíamos encargado dos desayunos occidentales con zumo, bollería, ensalada, sopa de maíz y sandwiches.

Tras una ducha rápida, nos dirigimos a la estación de Nijo para coger el tren de las 9:30 que nos llevaría hacia el barrio de Arashiyama, uno de los imprescindibles en Kyoto. El tren iba abarrotado y cuando llegamos a la estación de Saga-Arashiyama, intentamos salir los primeros en dirección al bambusal para recorrerlo más tranquilos.

Callejeamos por el barrio para atajar y entramos al bosque que a esas horas aún estaba algo solitario, pero en 30 minutos comenzó a llenarse con una marabunta de turistas en grupo que le quitaban todo el encanto al lugar. Si queréis disfrutar del bambusal a solas, tendréis que madrugar más. Para nosotros no es algo que merezca mucho la pena, pero quizás no elegimos bien la hora.

Bambusal de Arashiyama

Recorrimos el bambusal haciendo fotos y vídeos hasta llegar al parque Kameyama, allí vimos carteles alertando de monos sueltos en la zona. Al otro lado del río hay varias zonas donde ver los monos de cerca protegidos por un enrejado, este es para los turistas, los monos están sueltos, ¡ojo!

Desde el parque se accede a la orilla del río y los embarcaderos, es una zona muy tranquila donde vale la pena sentarse a ver los barcos a percha recorriendo el río de arriba a abajo. Un poco más adelante está el puente Togetsu, símbolo de Arashiyama, y cerca de éste empieza la zona comercial del barrio, llena de tiendas de productos típicos, restaurantes y teterías. A pesar de ser muy turístico, es un buen sitio donde comprar té matcha y algún dulce de la zona.

Yakatabunes en el rio Katsura, Arashiyama

A las 12:30 cogimos el tranvía histórico Randen, que lleva desde Arashiyama hasta Kitano Tenmangu, recorriendo el extrarradio de Kyoto a través de campos de cerezos y entre antiguos edificios (tenéis más información sobre los transportes en la entrada cómo moverse en Kyoto).

En el tranvía vimos a dos japonesas vestidas con el traje típico y al bajar les pedimos hacernos una foto. Lo que más nos gusta de los japoneses es que a ellos les gusta tanto que les pidas la foto como a nosotros hacérnosla. Aunque son muy vergonzosos. Fueron muy amables, haciéndose varias fotos y grabando unos vídeos con nosotros. No pararon de reír en todo el rato.

Fuimos a visitar el templo Kitano Tenmangu y antes de llegar a la puerta principal descubrimos que hay un campo de ciruelos y cerezos a mano izquierda (Ume Blossom Garden), que ya empezaban a florecer. La entrada costaba 700 yenes e incluía un té con pastas que nos sirvieron en una zona semicubierta con mesas bajas mirando los árboles en flor. Todo bastante bucólico y lleno de japoneses, éramos los únicos occidentales. Allí nos cruzamos varias veces con las japonesas del tranvía que seguían riéndose cada vez que nos veían.

Continuamos hacia otra zona de cerezos (Momiji Garden) a espaldas del templo junto al canal. Seguimos caminando hasta un puente rojo con forma de semiluna para hacerle varias fotos.

Japonesas paseando por Kitano Tenman-gū en Kyoto

Recorrimos el templo, que estaba lleno de japoneses celebrando el hanami. Había puestos de comida, de productos típicos y banderolas con flores. Al salir, nos dirigimos al barrio Kamishichiken, son 3 ó 4 calles que conservan las casas de geishas y con muy poca afluencia de turistas. Encontramos un anticuario donde compramos una cabeza de demonio budista que nos encantó. Ya era tarde así que cogimos el autobús 46 para ir al mercado de Nishiki.

Muertos de hambre entramos a un puesto de tempura, que todavía no habíamos ido a ninguno, y nos pusimos las botas. Los menús incluían el tipo de tempura que eligieses sobre un bol de arroz, sopa, tortilla y varios encurtidos por unos 10€ cada uno.

 Nishiki Hirano. 489-1 Nakauoyacho Nishikikojidori. (TripadvisorGoogle)

Salimos a recorrer el mercado, una calle peatonal cubierta, muy larga y demasiado estrecha para la afluencia de gente que tiene. Rafa no pudo aguantarse a probarlo todo: erizos de mar frescos servidos con soja y wasabi, huevas de salmón, pulpitos rellenos de huevo de codorniz, encurtidos, mochis…

Puestos de encurtidos en Nishiki, Kyoto

Dejamos las bolsas en una taquilla muy original junto al templo de Nishiki y nos acercamos a Pontocho para recorrerlo de día, aunque tiene más encanto de noche. Al cruzar hacia Gion vimos que la orilla del río estaba llena de jóvenes, es una zona con mucho ambiente al atardecer.

Entramos a varios comercios curiosos como la Candy Show Time, una tienda donde hacen caramelo estirado que al cortarlo tiene dibujos de personajes típicos japoneses, es bastante chulo ver el proceso.

La calle principal de Gion estaba repleta de gente así que decidimos recorrer las callejuelas laterales, que estaban vacías de turistas y donde pudimos ver alguna geisha.

Seguimos caminando hacia el sur hasta Miyagawacho, haciendo una parada en una tienda de antigüedades que habíamos visto el día anterior (Maiko Antiques). Compramos un cartel antiguo de médico y continuamos nuestra ruta.

Miyagawacho es el tercer barrio de geishas de Kyoto, mucho menos conocido y mejor conservado, prácticamente no nos cruzamos con ningún occidental (y con muy pocos japoneses). A esa hora ya estaban todos los farolillos encendidos y le daban mucho encanto.

Casas de geishas en Miyagawacho, Kyoto

Cruzamos el río y bajamos hasta la torre de Kyoto por Kiyamachidori, una calle con un canal a un lado, llena de restaurantes y locales de ocio. Subimos al observatorio en lo alto de la torre y disfrutamos de las vistas panorámicas de toda la ciudad iluminada. Hay prismáticos gratuitos en varios puntos para poder ver algunos templos y puntos de interés con más detalle.

En las planta baja hay un centro comercial repleto de tiendas y restaurantes y lo que nos llamó más la atención fue un local donde se realizan talleres para crear tu propia comida de imitación (sampuru).

Volvimos en metro a Nishiki a por las bolsas que teníamos en la taquilla y de ahí a Nijo. Como llovía y era tarde, estaban empezando a cerrar la mayoría de restaurantes y acabamos cenando una sopa ramen en la estación de Nijo.

Como el día anterior, al llegar a casa teníamos preparado un té con dulces típicos que nos sentaron muy bien. Hicimos buen uso del ofuro, el onsen privado que había en las casas tradicionales, y caímos rendidos en la cama.

Mirador cubierto en la Torre de Kyoto

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