Tromsø día 3
Visita a la ciudad y tercera aurora desde Fjellheisen
20 de enero de 2018
A las 7:00 estábamos tomando el desayuno en el hotel. Hoy teníamos contratada la excursión para ver ballenas con Tromsø Friluftsenter en una lancha (1200 NOK, unos 120€ cada uno).
Teníamos que estar a las 8:20 en el Hotel Scandic Ishavshotel, a 5 minutos caminando del nuestro. Cuando llegamos había mucha gente porque allí se reúnen las excursiones de varias compañías. Tuvimos la mala suerte de que nuestra barca estaba estropeada, o eso nos dijeron, y no podíamos salir. Nos dieron la opción de devolver el dinero o hacerla al día siguiente, y como teníamos días de sobra decidimos aplazarla. Así que estábamos a las 8:30 de la mañana con sueño y sin nada planeado para hacer.
Nos volvimos al hotel a tomar un café y a hacer un poco de tiempo. Los chicos de recepción tuvieron la amabilidad de llamar a un par de agencias a ver si tenían excursiones para ese día pero ninguna salía al mar porque había mucho hielo. Sobre las 9 fuimos a recorrer la ciudad, ya que el día anterior sólo habíamos visto una pequeña parte. Empezamos por la biblioteca de Tromsø (uno de los imprescindibles que ver en Tromsø), diseñada por el mismo arquitecto de los edificios del Oceanográfico de Valencia, Félix Candela. Son unos edificios que conocemos bastante bien por lo que nos sorprendió el parecido. Aun así, es un edificio espectacular, con unos ventanales enormes y un diseño interior muy habitual en el diseño nórdico (a pesar de que el arquitecto es madrileño).

Volvimos sobre nuestros pasos y entramos al Kongeparken que estaba completamente cubierto de nieve. Calculamos unos 45-50 cm porque llegaba hasta el asiento de los bancos del parque. Hicimos varias fotos del instituto que queda al fondo con todo el recinto nevado y alguna más haciendo «el chorra» y bajamos a ver la calle Prestenggata, que tiene varias casas de madera con las fachadas de colores.
Continuamos el paseo hacia la zona más céntrica, la calle comercial Storgata que cruza el centro y está llena de tiendas, librerías y restaurantes, y pasa cerca de la catedral de Tromsø. Nos desviamos por Bispegata para ver las Skansen, las casas más antiguas de la ciudad conservadas en medio de un pequeño parque a orillas del puerto.

Cerca está el Museo Polar, y como no era muy caro, entramos a verlo. Es un edificio de madera que tiene 3 plantas y se centra en la historia de la pesca y la caza en el Círculo Polar Noruego (un tanto tétrico, con animales disecados), así como en las expediciones para la exploración del Polo Norte (para nosotros, más didáctica y entretenida).
Polarmuseet
- Horario: de lunes a domingo de 11:00 a 17:00
- Entrada: 100 NOK
- Cómo llegar: autobuses 20, 24, 26 y 28
Tras la visita al museo cogimos el autobús 26 en dirección al teleférico. Esta vez no había casi gente esperando y subimos en cuanto llegamos. Como era mediodía decidimos comer en la cafetería que hay en la cima. Tiene unas vistas muy chulas de la ciudad, una carta de hamburguesas, pastas, sopas y bastantes dulces. Es un poco caro pero no más que el resto de Tromsø. Nos tomamos dos hamburguesas barbacoa con coca-cola, dos berlinas de chocolate y dos chocolates calientes. Con el frío que hacía necesitábamos mucha energía (con eso nos sentimos menos culpables por el atracón).

Salimos a caminar por el monte Storsteinen y hacer fotos de la ciudad, llegamos al pico más cercano al teleférico para ver las vistas de todo el fiordo y se nos hizo de noche allí, aunque no eran más de las 16 de la tarde. Llevábamos varias capas de ropa térmica y calentadores en manos y pies y aun así estábamos congelados, por lo que decidimos volver a la cafetería y hacer tiempo para ver alguna aurora, la app indicaba que la actividad podía hacerse visible sobre las 19.
Aprovechamos para mandar algún mensaje, cargar los móviles, descargar las fotos y retocarlas y tomar un café calentito. La espera se nos hizo corta, estábamos cómodos en una mesa que daba a la ventana y no había mucha gente.


Nos preparamos para salir y a las 19:30 comenzó el espectáculo. Primero intentamos verla desde la terraza que hay sobre el teleférico pero los focos de la fachada deslumbraban demasiado y se veía muy tenue, así que volvimos a la montaña y nos alejamos lo suficiente para poder verla bien y hacer alguna foto chula con las luces danzando sobre la ciudad.
Estuvimos unos 3 horas viendo como la aurora subía y bajaba de intensidad y recorría el cielo desde la ciudad hacia detrás de la montaña. No era tan impresionante como la que disfrutamos la noche anterior, pero merecía la pena ver las luces verdes moviéndose sobre Tromsø (os damos toda la información para que podáis verlas con más probabilidades en la entrada cómo cazar auroras boreales).
A las 22:30, calados de frío y hechos polvo, bajamos en la última góndola y cogimos el autobús de vuelta al centro de la ciudad.

Cenamos en Peppe’s Pizza, que tiene la parada de autobús en la puerta y nos venía de camino. Las pizzas están muy buenas y el precio es el mismo que el resto de la ciudad, un poco caro, pero bastante asequible, 148 NOK una pizza de peperoni y 158 NOK una ensalada cesar (30€ en total).
Volvimos caminando al hotel, cansados pero muy contentos, ¡otro día que habíamos podido ver auroras boreales! No nos lo creíamos.
