Tailandia y Singapur día 21
Singapur día 2
Little India, Chinatown y Gardens by the Bay
20 DE MARZO DE 2019
Nos despertamos más tarde de lo que venía siendo costumbre en este viaje. Necesitábamos descansar. Bajamos a desayunar a las 8:30 en la recepción del hotel. El lugar del desayuno estaba en la planta baja justo al lado de la recepción, con un aparador haciendo de separación. A esas horas había mucha gente y había bastante desorden. Otra pega para el hotel.
Salimos caminando hacia Little India, uno de los barrios imprescindibles que ver en Singapur, pasando por la mezquita azul de Masjid Malabar, por la calle Jalan Sultan. Esta vez callejeamos por el barrio para ir refugiándonos del sol. Llegamos al templo Sri Sirinivasa Perumal, con su típica torre hindú llena de estatuillas de colores (gorupam). Nos recordó mucho al templo Sri Mariamman del barrio de Silom en Bangkok. Nos entretuvimos bastante, aprovechando que el sol le daba de frente. Hicimos mil fotos y vídeos de la fachada y de sus muros pintados con bandas de color rojo.

Desde allí, recorrimos Serangoon Road hasta llegar al templo Sri Vadapathira Kaliamman. Las dos enormes estatuas de su fachada y su colorido nos encantaron. Seguimos en la calle en dirección al Tekka Centre, pasamos por el Templo Sri Veeramakaliamman y volvimos a fotografiar la colorida casa Tan Teng Niah.
Recorrimos la animada Buffalo Road viendo las tiendas de especias y saris, y cruzamos el hawker del mercado para coger el metro con destino al barrio de Chinatown. Este es uno de nuestros barrios preferidos de Singapur, más pequeño que el árabe y el indio pero más agradable. Lleno de tiendas de productos típicos y souvernirs, restaurantes y locales de comida callejera, etc. Es un barrio muy bullicioso a cualquier hora.
Los hawker food centres de Singapur son espacios con puestos de comida callejera dentro de los mercados y centros comerciales, mucho más ordenados e higiénicos que en el resto del Sudeste Asiático. Cada puesto tiene su especialidad y la bebida suele adquirirse en puestos específicos. En el centro hay largas mesas para compartir y suelen ser bastante económicos. Llevaos servilletas o pañuelos porque no suele haber. Os lo explicamos mejor en la entrada qué comer en Singapur y dónde.

Recorrimos las callejuelas alrededor de la boca de metro, decoradas con guirnaldas, luces y faroles. Vimos el templo hindú Sri Mariamman y el gran Templo de la Reliquia del Diente de Buda y localizamos un edificio de vivienda pública con acceso libre en el que se podía fotografiar el templo desde arriba (ya volveríamos una noche para repetir la foto nocturna).
Cruzamos a la colina frente a Chinatown, Ann Siang Hill, una antigua zona colonial donde estuvieron las primeras plantaciones de nuez moscada y clavo. Actualmente está llena de shophouses convertidas en restaurantes de moda, con mucho ambiente por la noche. A medio día está lleno de oficinistas de los modernos edificios de alrededor.
Recorrimos la colina de lado a lado y volvimos al barrio chino a comer. Teníamos apuntado un puesto de Chinatown Food Complex con estrella Michelin: Soya Sauce Chicken Rice and Noodles (ahora Hawker Chan). Actualmente el local ya no está en el mercado y ha perdido toda la gracia que pudiese tener. Se ha convertido en un local de comida rápida donde te sirven pato o cerdo asados con arroz, entro otros. Todo nos llegó frío, mal servido y además no había sitio para sentarse. Una de las peores comidas del viaje, lo que se dice «criar fama y echarse a dormir». Cuando salimos, había una cola que doblaba la esquina, no sabían lo que les esperaba.

Al salir del restaurante, bastante decepcionados y cabreados, decidimos acercarnos a un mirador de un edificio cercano a Chinatown. Cruzamos por delante del Maxwell Food Centre, un hawker con buena pinta para comer, y llegamos a un barrio de shophouses muy chulas por Tanjong Pagar Rd, con locales tipo SoHo neoyorquino. Tomamos un café moca helado en una cafetería muy tranquila y agradable. Estuvimos un buen rato descansando y refugiándonos del calor.

El mirador The Pinnacle@Duxton está situado en una pasarela en el piso 50 que comunica 7 bloques de un conjunto de edificios de vivienda pública. Se accede por la torre 1G y la entrada se paga con la tarjeta recargable EZ-link en una taquilla al lado de los ascensores. Hay que pagar en efectivo los 6 SGD (no admiten pago con tarjeta), que se recargan en la tarjeta para poder acceder por los tornos giratorios de la terraza.
Una vez llegamos al bloque G1 del edificio, pagamos en efectivo 6 SGD en la taquilla. Nos atendió un tipo con pocas de ganas de trabajar y cara de perro, cargó el importe en la EZ-link y pudimos subir con el ascensor a la planta 50.
Las vistas panorámicas de toda la ciudad, el puerto y el mar no están mal, pero los rascacielos del Downtown no permiten ver la zona del Marina Bay Sands, y, por tanto, ninguno de los iconos de la ciudad. Si no os viene de paso, no vale la pena desplazarse, es mejor subir al mirador del Marina Bay.

Caminamos un buen rato hasta la parada de metro Tanjong Pagar y fuimos directos al hotel a descansar. Entre el calor que hacía y que se estaba nublando, parecía el mejor sitio donde refugiarse.
Una hora y media después ya estábamos caminando hacia el Gardens by the Bay (otro de los imprescindibles que ver y hacer en Singapur), al final no había llovido y el cielo estaba despejado. Dimos un paseo por los jardines exteriores, recorriendo SuperTree Grove y llegando al estanque que hay frente al Marina Bay Sands.
Las entradas a las bóvedas o invernaderos se pueden comprar online o en la taquilla. No suele haber demasiada gente, pero nunca se sabe. Nosotros tuvimos suerte y no había nadie en cola. Compramos la entrada para las dos cúpulas y tuvimos un descuento por haber volado con Singapore Airlines.
Si se llega a Singapur con un vuelo de Singapore Airlines/Silk Air (como fue nuestro caso), hay descuento en tiendas, restaurantes, hoteles y lugares de interés, como Gardens by the Bay o ArtScience Museum, presentando la tarjeta de embarque. Podéis informaros con más detalle de los privilegios de Singapore Airlines en esta web.
Entramos a las 17:15 en Cloud Forest. Había bastante gente pero al ser tan grande no daba sensación de agobio, aun así decidimos que volveríamos a primera hora de la mañana al día siguiente.
En esta cúpula se reproduce el bosque tropical o pluvisilva, con una montaña de 35 metros de altura recubierta de vegetación y una cascada que cae desde lo más alto. Un par de veces al día la zona más baja se llena de niebla artificial. Coincidió justo con el momento de nuestra entrada y la sensación es chulísima, es una niebla húmeda y espesa que no deja ver más allá de dos metros.

Dentro de la montaña está la estructura por la que se accede a la cima, con un ascensor y escaleras mecánicas. Hay grandes huecos que hacen las veces de ventanas y dos niveles a modo de gruta con exposiciones. Nuestro consejo es subir directamente arriba y descender por las pasarelas que rodean la montaña.
La zona más profunda tiene un holograma continuo sobre energías renovables, vídeos sobre la contaminación y el cambio climático en varias pantallas pequeñas, y una gran sala de cine al final. Todo enfocado a la concienciación sobre el respeto al medio ambiente.
Cada especie está indicada, con alguna explicación y ambientada con atrezo según su hábitat. Las cúpulas son de cristal y tienen unas vistas preciosas de los SuperTree Grove y el Marina Bay. A última hora de la tarde, los colores del atardecer en el cielo daban una imagen espectacular.

Estaba anocheciendo cuando entramos al Flower Dome, lo que le daba otro encanto, con la iluminación perfectamente colocada para dar sensación de calidez. Recorrimos la zona de cactus y baobabs, bajamos al bosque mediterráneo lleno de olivos y palmeras y acabamos viendo el hanami japonés (floración de los cerezos) en la exposición temporal que colocan en la zona central según la estación del año.
Las dos cúpulas nos impresionaron mucho, pero nos llamó más la atención la húmeda, seguramente porque es un tipo de vegetación que tenemos menos vista. Salimos hambrientos y nos tomamos unos perritos calientes con dos zumos en un puesto a la salida de la tienda.

Eran las ocho de la tarde y teníamos 45 minutos antes de ver el Garden Rhapsody, un espectáculo de luces y música que se reproduce dos veces cada tarde en los SuperTree Grove (19:45 y 20:45).
Dimos un paseo y cogimos un buen sitio para tumbarnos debajo de uno de los gigantescos árboles de metal cubiertos de vegetación y con una red de miles de leds con los que hacen el juego de luces. El espectáculo duró unos 15 minutos, las luces seguían los ritmos de las canciones de bandas sonoras de películas famosos que iban sonando. Nos gustó mucho.

Salimos en dirección al Marina Bay para comer en algún restaurante del centro comercial juntos a los Gluttons, pero llegamos tarde porque decidimos hacer el recorrido alrededor de toda la bahía. Las vistas de las luces del skyline primero, y del museo y el hotel cuando accedes al otro lado, son una pasada. No pudimos ver el famoso Merlion, mitad sirena mitad león símbolo de la ciudad, porque estaba en obras. Pero el recorrido valió mucho la pena.
Al llegar al centro comercial estaban todos los restaurantes cerrando la cocina, así que volvimos a cenar en el hawker de la noche anterior. Esta vez probamos una ración grande de alitas barbacoa y una pequeña de carrot cake asiático, que consiste en nabo daikon al vapor y frito con salsa de soja, cebolleta y huevo. Nos pedimos 2 limonadas de limau cada uno y agua para combatir el calor sofocante. Costó 22 SGD/14 €.
Disfrutamos de la bahía iluminada y repetimos el paseo de vuelta al hotel por el parque que recorre el canal. Caímos rendidos en la cama. Había sido un día de caminatas intensas.
