Tailandia y Singapur día 18
Koh Yao Yai día 3
Isla de James Bond y Parque Nacional de Ao Phang Nga
17 DE MARZO DE 2019
La excursión a la isla James Bond y el Parque Nacional de Ao Phang Nga salía del hotel Santhiya Resort & Spa a las 9 pero nosotros a las 7:00 ya estábamos pegándonos un baño en la piscina. Bajamos a desayunar a Chantara sobre las 8 y a las 9 estábamos puntuales en el muelle.
La primera parada de la excursión fue a los 30 minutos de trayecto, en una cueva en la costa este de Panak Island, la más grande del archipiélago que conforma el Parque Nacional. En una pequeña playa se accede a una gruta que continúa con un corredor a oscuras. Sólo puede recorrerse con marea baja, ya que el resto del tiempo está completamente inundado. Para hacerlo más cómodo y seguro nos dieron a cada uno un casco de obra y una linterna.
Al salir, nos encontramos en una zona abierta en medio de la isla, rodeada de altos peñascos con paredes verticales y suelo pantanoso con manglares. Llegamos con la marea al mínimo por los que pudimos estar un buen rato viendo la vegetación, algunos monos y miles de peces del fango.

Sobre las 10:30 llegamos a una pequeña isla donde es típico hacer kayak ya que tiene varias grutas por donde se puede navegar. Está totalmente preparado para el turismo de masas y, obviamente, estaba a tope. Las lanchas de las excursiones atracan sobre un barco más grande donde se alquilan los kayak con remero, no te dejan llevarlo a ti. Te dan una vuelta por donde ellos quieren y te devuelven a tu lancha. Nosotros no quisimos hacer el recorrido, así que esperamos tranquilamente en la barca disfrutando del paisaje y bebiendo un refresco, que nos ofrecían cada vez que subíamos al barco.
Después de 45 minutos anclados, esperando a una pareja de ingleses que habían alquilado el kayak, volvimos a ponernos en marcha, esta vez directos a la isla de James Bond o Koh Tapu.
Si hay un sitio masificado en esa zona es éste. Las lanchas descargan entre 50 y 100 turistas cada 15 minutos, los dejan allí una media hora o más y vuelven a por ellos. Le quita mucho el encanto, como pasa con otros muchos sitios que se han saturado con el turismo.
Es una isla pequeñísima, en la que además han montado un mercado de souvenirs. La vista del famoso islote que sale en la película «El hombre de la pistola de oro» no está mal pero no merece la pena perder mucho el tiempo con lo chulo que es el resto del Parque.

Nos llevaron a una playa desierta muy pequeña rodeada de islotes para comer, Ko Na Khae. Prepararon una esterilla para cada pareja y nos dieron un picnic muy completo: arroz frito, sandwiches, pollo frito con pimienta y fruta. Elegimos las bebidas y nos sentamos a comer.
La playa era muy chula, rodeada de paredes rocosas y mucha vegetación. Después de comer, nos dimos un baño, pero en un lateral el agua estaba llena de plásticos, daba bastante lástima, y nos lo pensamos poco. Hablamos con la señora inglesa que parecía bastante indignada por lo mismo y fuimos con una bolsa y varias cajas a limpiar. No tardamos más de 20 minutos en recogerlo todo, y los marineros y la guía estaban bastante avergonzados de que lo hubiésemos limpiado nosotros. A ellos no parecía importarles tanto que los plásticos estuviesen allí.

El siguiente trayecto fue un poco más largo. Fuimos a ver el mercado del pueblo flotante de Koh Panyi, pasando primero por varias zonas de manglares que nos encantaron, y donde le dieron más caña al motor, y parando después en una curiosa gruta llena de pinturas rupestres de más de 3.000 años.
El poblado de lejos era muy chulo, con las casas flotantes de colores y una mezquita de cúpula dorada, pero por dentro estaba bastante sucio, era feo y ofrecía poco a nuestro interés. No había más que souvenirs cutres y vendedores bastante desagradables. Demasiado enfocado al turismo de masas. Dimos una vuelta rápida y volvimos al barco a esperar al resto.
Salimos de allí antes de lo que tocaba, camino a la Ice Cream Cave en Panak Island. Tras colocarnos nuestros cascos de seguridad, nos adentramos en ella. Era una cueva llena de estalactitas y estalagmitas enormes y brillantes; al final hay una que tiene forma de cucurucho con bolas de helado, de ahí el nombre.

A las 16:00 llegábamos al hotel, la excursión nos había decepcionado bastante, no es la más recomendable porque le sobran unas cuantas paradas (y mucho turismo de masas), aunque las grutas y los paisajes del parque nacional son una chulada (estos sí nos parecen un imprescindible en Tailandia). Fuimos a relajarnos al club para tomar café con dulces y vimos el atardecer en nuestra piscina.
Cenamos en The Titan Grill, hamburguesa de pollo, cerdo a la brasa y rollitos de verduras (690 baths/18€). Estuvimos relajados disfrutando del mar un buen rato, al día siguiente volvíamos a Phuket y teníamos que aprovechar al máximo la paz de la isla.

Os dejamos un mapa con la excursión del día