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Roma día 3

Aventino · Trastevere · Piazza di Spagna · Piazza del Popolo · Villa Borghese · Cena en Pantheon

18 de junio de 2022

Como el día anterior nos dejó bastante cansados, sumado a que en la habitación en la que estábamos no se podía dormir hasta las tres de la madrugada por el ruidazo que había en la terraza del restaurante de abajo, apuramos un poco más. Menos mal que habíamos hecho dos reservas en el mismo hotel porque la habitación del ático no estaba disponible para las dos primeras noches y ese mismo día nos cambiaban. Esperábamos tener más suerte y poder descansar mejor.

Sobre las 9:15 estábamos desayunando en el Long Island Night Café, pedimos dos cruasanes de chocolate, un trozo de ciambella, dos capuccinos y un zumo de naranja. Costó 15€, caro pero bueno. Teníamos que buscar algo por la zona más barato y menos turístico.

Hacía un día espléndido, ya se notaba que iba a ser caluroso, decidimos que lo mejor era ir a primera hora al Aventino para intentar ver la famosa cerradura y el Giardino degli Aranci.

Long Island Night Café, Via della Lungaretta, 56 (TripAdvisorGoogle)

Desayuno en Long Island Night Café

Anduvimos un buen rato, cruzando el Tiber por el Ponte Palatino y accediendo a la Via di Santa Sabina desde el Circo Massimo, unos veinte minutos de paseo, a ritmo relajado, con nuestras habituales cien fotos cada diez pasos. Llegamos al Buco della serratura dell’Ordine di Malta, es la cerradura del portón de la embajada de la orden en Roma, mirando a través de ella se ve, coronada por los setos de los jardines de la sede, la cúpula de la basílica de San Pedro del Vaticano. Es un punto muy famoso para turistas, nosotros las dos veces que hemos subido, con diez años de diferencia, hemos tenido suerte y estábamos solos, pero suele haber bastante cola si no madrugas.

Vista a través del Buco della serratura dell'Ordine di Malta

Tras hacer unas cuantas fotos y comprar un par de botellas de agua a precio de oro en el kiosco que hay en la misma plaza del portón, la Piazza dei Cavalieri di Malta, entramos a los jardines que hay junto a la basílica de Santa Sabina, il Giardino degli Aranci. Suele ser un lugar con mucha entrada y salida de gente que sube al Aventino, ya que las vistas son impresionantes, se ve toda Roma, pero aun así es bastante tranquilo (os dejamos una entrada con los mejores miradores de Roma). Es un sitio muy cotizado para ver el atardecer, para nosotros es una de nuestros sitios preferidos para descansar y relajarse del bullicio, sobretodo ese día que bajo los árboles había algunos grados menos que en plena calle.

Vistas del Vaticano desde el Giardino degli Aranci

Volvimos al hotel para dejar las maletas en la recepción y que pudiesen subirlas a la nueva habitación y nos dirigimos al centro, sin rumbo fijo, mientras decidíamos en qué zona comer y qué ver en ese rato. Al pasar por la Via dell’Arco del Monte, entre el Ponte Sisto y el Campo de’Fiori, vimos una tienda de quesos de la Campagna Romana y otros productos típicos de la región de Lazio.

El señor que atendía era una auténtico figura, nos dio a probar infinidad de cosas y Rafa estuvo charlando con él sobre la calidad de los productos italianos y la pena que da ver como se venden fuera de Italia productos de baja calidad etiquetado como producto italiano, sobretodo el Acetto Balsámico di Modena, que suele ser bastante malo incluso los que venden como producto premium (un aceto de alta calidad con D.O.P. puede llegar a valer 700€ el litro). Al final salimos cargados con un kilo de pecorino romano, una pieza entera de guanciale delicioso, un aceto bianco y otro balsámico.

Sin habérnoslo planteado habíamos acabado con el presupuesto para compras de todo el viaje en media hora, habíamos almorzado con todo lo que nos dio a probar el dueño y ya teníamos rumbo, al hotel para descargar las compras y dejarlas en un frigorífico.

Quesería Cacio della Campagna Romana en el centro de Roma

Ya teníamos las maletas en la nueva habitación, volvimos a notar que al hotel le faltaba una actualización comparado con lo bien que estaba diez años antes, aun así ese ático es una chulada, con una terraza con vistas a la iglesia de Santa Maria in Trastevere. Dejamos en la nevera las compras de la charcutería y aprovechamos que habíamos vuelto al barrio para acercarnos al mercado que ponen en la Piazza di San Cosimato.

Hacía un calor de muerte a las 12 de la tarde y pensamos que era mejor tomar algo fresco, además con tanta chacina y queso nos había entrado bastante sed. En uno de los laterales de la plaza del mercado vimos una heladería siliciana y qué mejor que una típica granita para refrescarse. Pedimos dos gratinas de limón y agua fresca mientras disfrutábamos de las vistas del mercado.

Había varios puestos de fruta y verdura con una pinta espectacular en la parte exterior, y una construcción de una sola planta donde vendían pescado, carnes, queso y pasta. Dimos unas vueltas haciendo fotos a todo, y comentando lo rica que estaría una u otra receta que Rafa nombraba según los productos que íbamos viendo expuestos.

Puesto del mercado de San Cosimato

Viendo que teníamos tiempo de sobra, nos dedicamos a pasear por las calles menos turísticas del Trastevere, llenas de negocios con encanto y restaurantes repletos de gente del barrio. Uno de ellos nos llamó la atención tanto por el local como por la comida que estaban sirviendo y decidimos reservar una mesa en la terraza para las dos de la tarde. Quedaba una hora y nos dio tiempo a seguir paseando por Viale di Trastevere y entrar a una preciosa librería cerca del mercado.

Comimos un antipasto di salumi de la casa, unas fiori di zucca, scaloppine al Marsala, espaguetis a la carbonara, de postre un tiramisú, un sorbete de café y un ristretto, y por supuesto dos birras grandes. La comida nos costó 65€ y nos pareció buenísima.

L’Archetto II, Via Agostino Bertani, 6 (TripAdvisorGoogle)

Antipasto en L'Archetto II

Estábamos de vacaciones y no las hay sin pegarse buenas siestas, esta fue de casi tres horas. A las 18:15 íbamos hacia la Piazza di Spagna por la Vía dei Condotti llena de tiendas de las grandes firmas de moda de todo el mundo y por supuesto repleta de turistas. La prohibición de sentarse en las escalinatas de la plaza, bajo pena de multa, ha hecho que ya no se vean esas masas de gente sentada y al menos pueda fotografiarse y recorrerse con más libertad.

Nosotros no subimos, preferimos en ese momento irnos hacia la Piazza del Popolo, que siempre la pillamos con algún evento, y subir a ver el atardecer a la Terrazza del Pincio en Villa Borghese. Esta vez descubrimos que las vistas son mejores desde la Terrazza del Viale del Belvedere, en dirección Trinità dei Monti.

Via dei Condotti con la Piazza di Spagna de fondo

Desde el mirador continuamos por el Viale de la Trinità dei Monti hasta las puertas de la iglesia gótica-renacentista que está en lo alto de las escalinatas dominando la Piazza di Spagna con sus dos campanarios. En ese momento sí decidimos bajar por las escalinatas hasta la fuente de la Barcaza de Bernini, donde rellenamos las botellas de agua.

Seguimos recorriendo el centro hasta la Piazza del Parlamento y nos sentamos a tomar un aperitivo en la Caffetteria al Parlamento, de los más completos que tomamos en Roma. Pedimos dos Aperol Spritz y nos pusieron un plato con focaccia rellena de varios tipos, minisándwiches y patatas fritas (si no sabéis en que consiste el aperitivo italiano os hemos ésta y más curiosidades en esta entrada)

Vistas desde el Viale del Belvedere

Volvimos pasando por enésima vez por el Panteón de Agrippa y nos sentamos a cenar en una restaurante por la zona, Veccia Locanda, en el Vicolo Sinibaldi. Pedimos unas verduras a la parrilla, unos espagueti a la marinera, una sopa de verduras (sí sopa caliente, el camarero también alucinó de que Antonio pidiese sopa en verano), unas fresas y un tiramisú, y las obligadas cervezas. La cuenta subió a 66€, el precio medio de las comidas del viaje a Roma.

Estábamos derrotados y nos fuimos directos al hotel, esperábamos dormir mejor en la nueva habitación.

Ristorante Vecchia Locanda. Vicolo Sinibaldi, 2 (TripAdvisorGoogle)

Cena en Veccia Locanda