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Canada día 4

Canada día 4

Whytecliff Park, Brandywine Falls, Whistler Village Gondola y Peak 2 Peak. Noche en Whistler

23 de julio de 2017

1º día de ruta: Vancouver - Whistler (126 km)

El despertador sonó a las 8, madrugamos moderadamente. Era el primer día de la ruta hacia las Rocosas y estábamos un poco nerviosos. Iban a ser 8 alojamientos diferentes y muchos kilómetros por delante en 13 días.

Fuimos a desayunar a Tartine Bread&Pies y pedimos tostadas con aguacate y tomate, tostadas con mermelada del día (frambuesa), un bol de granola con leche, dos zumos de naranja, un chocolate caliente y un café con leche. Fue un desayuno un poco caro, 50$CAD/32€, pero nos encanta desayunar bien y este sitio nos encantaba.

Tartine Bread&Pies. 1069 Davie St, Vancouver (TripAdvisorGoogle)

Cargamos el coche después de hacer el check-out y nos despedimos de Vancouver. Salimos por el Lions Gate Bridge y cogimos la Highway 1 dirección norte. El navegador del GPS tenía una voz temblorosa dando las indicaciones, como la de ScoobyDoo, parecía no estar seguro de lo que decía y nos reímos un buen rato.

La primera parada fue en Whytecliff Park en Horseshoe Bay, tomando la salida 2 de la Highway 1 hacia Marine Drive, a 23 km del centro de Vancouver.

Desayuno en Tartine Bread & Pies

Desde el extremo más occidental de la pequeña península se tienen muy buenas vistas de Howe Sound, el fiordo más austral de Norte América. El tiempo había cambiado después de 3 días con más nubes que claros y algún chubasco, y en ese momento teníamos un solazo espectacular y el cielo azul intenso. Eso hizo que las vistas aún fuesen mejores.

Nos hicimos varias fotos absolutamente solos, habíamos visto un único grupo en el aparcamiento que estaba preparándose para hacer submarinismo. Habíamos leído que a veces se avistaban ballenas en esa zona a pie de costa, así que nos sentamos un rato a ver si había suerte. Pero no la hubo.

Si habéis leído el resto de nuestros viajes sabéis que es nuestra asignatura pendiente: cada vez que intentamos ver ballenas, algo falla, y esta vez fallaron ellas. Sólo hemos podido verlas una vez desde el coche en nuestro viaje a Islandia, en lo alto de un fiordo al norte de la isla.

Whytecliff Park Pointview con vistas al fiordo Howe Sound

Recorrimos una pequeña playa que hay al sur de la península y, como la marea estaba baja, pudimos acceder al Whyte Islet, un islote de roca madre bastante alto. Después de recorrer la playa y curiosear entre las rocas llenas de musgo y algún bibalvo un poco extraño, escalamos el peñón como pudimos y descansamos arriba del todo haciendo fotos.

Subir fue del tirón, pero bajar fue más difícil, es lo que tiene no saber escalar. Como era una roca muy plana, al final nos dejamos caer como un tobogán. Menos mal que salimos ilesos.

Dimos un rodeo para volver al coche y retomar la ruta, la próxima parada estaba a unos 100km. Cogimos la Highway 99, llamada Sea-to-Sky porque lleva desde el mar hasta las Coast Mountains, la cordillera de la costa del Pacífico. El recorrido de momento nos estaba encantando.

De camino a Brandywine Falls teníamos previsto ver la pared vertical de granito en Squamish, The Chief, y las Shannon Falls. pero debido a la hora y la cercanía con Vancouver los dos sitios estaban llenos de gente, así que decidimos saltárnoslos (ambos se ven desde la carretera, así que algo vimos) e ir directos. Tardamos unos 90 minutos aproximadamente.

Llegamos allí a las 12:45, era domingo de julio y, como el resto de zonas visitables, estaba lleno de gente. Nos costó un buen rato aparcar, tuvimos que hacerlo en el parking de autocaravanas.

Autopista Sea to Sky Hwy 99

Comenzamos la caminata hacia las Brandywine Falls, otro imprescindible que ver en las Rocosas. El sendero es una pasada, empieza cruzando un riachuelo en una zona menos densa, hay que atravesar unas vías de tren que prácticamente ya no tienen uso, y de ahí se pasa a una zona más boscosa hasta llegar a los miradores de las cascadas. La vista es una de las más impresionantes, la caída libre del agua rodeada de abetos gigantes por un lado y las vistas del Daisy Lake al otro lado son una maravilla.

Se cree que las Brandywine Falls se llaman así por dos exploradores que apostaron una botella de este licor a ver quién era capaz de aproximarse con mayor precisión a decir la altura de las cataratas; cuando se midió oficialmente, quien perdió la botella de Brandy fue el que le puso ese nombre a las cataratas. Tienen 70 metros de caída y están dentro del Parque Provincial Brandywine.

Brandywine Falls Provincial Park

Volvimos al coche a coger la comida que compramos el día anterior. Llevábamos provisiones para poder hacer picnic a mediodía para por lo menos una semana: pan envasado, embutido, atún, aceitunas, patatas fritas y frutos secos, barritas energéticas, etc.

Todo iba perfectamente envasado para evitar olores, y habíamos traído de casa bolsas con cierre hermético para ir metiendo las sobras. Hay mesas y merenderos en todos lados, siempre bien acondicionadas, con basureros especiales para que los osos no puedan abrirlos y en muchas hay baños (más que baños, agujeros en el suelo con una caseta encima) y barbacoas.

Nos hicimos un par de bocadillos y nos pusimos a comer. Con tantos carteles previniendo sobre osos, estábamos un poco asustados, pero el único animal que vino a hacernos compañía fue un pequeño pika, un roedor del tamaño de una cobaya con orejas redondas y grandes, muy gracioso.

Pika, roedor endémico de las rocosas

A las 14:45 llegamos al Summit Lodge Boutique Hotel de Whistler. Es una estación de esquí, una de las más importantes cerca de Vancouver. Aquí se celebraron buena parte de los campeonatos de las JJOO de invierno 2010. En verano se usan las pistas como circuito de crosstrail para bicicletas de montaña, y otras actividades de ocio. Abren los restaurantes y se puede subir a sus góndolas, siendo la más visitada Peak2Peak, que une sus dos picos.

No pudimos entrar en la habitación porque era demasiado pronto, las entregaban a las 16h.  Como el coche estaba en el aparcamiento vigilado del hotel, decidimos que era mejor ir subiendo a la góndola antes de que se hiciera más tarde. Además teníamos reservado para cenar en la fiesta que celebraban en lo alto de la estación.

Nos fuimos paseando por el pueblo hasta el acceso a la góndola. Se notaba que era una estación de esquí con hoteles y edificios de apartamentos y un centro peatonal lleno de tiendas y restaurantes. Desde el hotel a las taquillas había unos 15 minutos caminando. A esa hora estaba a tope, todo el mundo en la calle o tomando algo en las terrazas, hacía muy buen tiempo.

Cogimos el Whistler Village Gondola que sube hasta el pico del monte Whistler, había bastante cola pero avanzaba rápido. Nos montaron solos en la cabina que nos llevó hasta la cima. Las vistas de las montañas nos dejaron impresionados, y eso que todavía no habíamos llegado a las verdaderas Rocosas. El trayecto duró unos 20 minutos que se nos pasaron muy rápido.

Fuimos directos a la cola del Peak2Peak. Como queríamos coger una de las cabinas con el suelo de cristal, las Silver Cabins, la cola era más larga ya que hay menor frecuencia. Aun así sólo estuvimos unos 15 minutos esperando, lo tienen muy bien organizado.

La experiencia fue una pasada, el centro de la cabina está vallado y tiene el suelo de cristal, de forma que puedes apoyarte en la barandilla e ir viendo el paisaje que se sobrevuela y, al contrario de lo que pensábamos, no tuvimos ninguna sensación de vértigo. Nos impresionó mucho ver todos los abetos desde esa altura, tenían forma estrellada.

Gondola Peak2Peak en Whistler, British Columbia

En poco más de 10 minutos llegamos al otro lado. Cómo quedaba poco rato para que cerrasen la conexión entre los dos picos, decidimos ir directos a la cola para la vuelta. Esta vez no cogimos una de cristal porque la cola era el triple que la de la ida. A medio camino, un niño empezó a gritar «¡Oso! ¡Oso!». Antonio pudo verlo por los pelos, pero en la foto sólo salió el culo del animal. Aún así, menuda emoción llevábamos.

El teleférico Peak2Peak une las montañas de Whistler y Blackcomb. Ostenta el Premio Guinness por dos motivos, ser el teleférico más elevado sobre el suelo (436 metros) y tener el tramo más largo sin soporte entre dos torres (3024 metros), realizando el trayecto en tan sólo 11 minutos. El precio depende mucho de la época del año, aunque suele rondar los 70$CAD/45€. El acceso se puede hacer desde el Whistler Blackcomb o desde el Whistler Village Gondola.

Gondola Peak2Peak en Whistler, British Columbia

Como había bastante tiempo hasta la hora de la cena, decidimos investigar un poco por los alrededores de la estación. Nos acercamos a las zonas con nieve (sí, nieve el 23 de julio) y estuvimos haciendo un poco el tonto allí. Justo al lado había una zona con rocas planas y nos pusimos a hacer nuestro propio inuksuk.

Después de la vuelta que dimos, entramos a la tienda para ir al baño y vimos que estaba de liquidación. Antonio aprovechó las ofertas y decidió comprar un cascabel «ahuyenta-osos» para las caminatas que nos quedaban por mitad del bosque (aunque luego leímos que no servía para mucho, es mejor llevar spray anti-osos).

Nos subimos a la terraza del restaurante, de acceso libre y con mesas y sillas al lado de las barandillas acristaladas con unas vistas magníficas de las montañas. Estuvimos descansando y revisando fotos mientras disfrutábamos del solecito y el aire puro de las Coast Mountains.

Góndola con suelo de cristal en Peak2Peak

Empezó a llegarnos el olor de la comida que estaban preparando en el restaurante Roundhouse y bajamos a pillar sitio. En la publicidad de la web habíamos visto que cada viernes, sábado y domingo por la tarde organizaban el Mountain Top Summer Feast, con cocineros y música en directo, y reservamos sin dudarlo, tenía muy buena pinta.

La realidad era menos atractiva, pero lo pasamos muy bien. Había un grupo tocando música country y mucha variedad de comida a modo de buffet libre en distintas estaciones. Encontramos una mesa con vistas a la montaña, más apartada del bullicio y con más espacio.

Se suponía que era una fiesta de verano por lo que, sobre todo, comimos parrilla, costillas de cerdo y de ternera, pollo asado, también había salmón a la parrilla y gambas. Además se podía elegir entre varias ensaladas y pasta o varios tipos de patatas como guarnición. De postre había una selección de tartas típicas americanas como la tarta de nueces pecanas o los brownies. Nos pusimos las botas.

Mountain Top Summer Feast, Roundhouse Lodge, 4545 Blackcomb Way, Whistler (TripAdvisor)

Cena en la Mountain Top Summer Fest, Whistler

Después de la cena, nos dirigimos a la cola de la góndola de bajada y subimos en una de las últimas cabinas. Aprovechando hasta el final los últimos rayos de sol en la cima. Volvíamos a ir solos disfrutando de los paisajes de las montañas nevadas al fondo y las laderas verdes llenas de abetos gigantes. Si eran espectaculares, con la luz del atardecer ganaban muchísimo más.

En 20 minutos estábamos de vuelta en el pueblo, que seguía igual de animado que a mediodía. Las calles estaban a reventar, las terrazas llenas, los parques infantiles llenos de niños… Aprovechamos para entrar en una tienda y comprar unos cuantos imanes originales de Canadá para regalar.

Cuando llegamos al hotel, ya tenían preparada la habitación, bueno, el pedazo de apartamento. No nos lo esperábamos. Tenía cocina, una pequeña zona de comedor, sala de estar con sofá, chimenea de gas, baño con patito de goma incorporado, una cama gigante y una terraza con vistas a la piscina. Aunque no hacía nada de frío, encendimos la chimenea para dar más calidez aún. Si llegamos a saberlo nos hubiéramos venido antes.

Estábamos tan cansados que nos dormimos enseguida, además había que descansar porque al día siguiente nos tocaba la etapa más dura del viaje.

Bajada a Whistler desde Peak2Peak

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