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Canada día 2

Canadá día 2

West End, English Bay Beach, Second Beach, Stanley Park y Yaletown

21 de julio de 2017

Nos despertamos temprano, a las 7. El jetlag nos respetó y habíamos podido dormir casi del tirón. Los tapones y los antifaces que nos pusimos ayudaron bastante.

Una vez arreglados, salimos a buscar un sitio para desayunar (no lo teníamos incluido). La noche anterior habíamos visto un sitio con muy buena pinta en Davie Street muy cerca del hotel, Tartine Bread&Pies.

Nos metimos un buen desayuno, dos zumos de naranja, café con leche y chocolate caliente, tostadas con mantequilla y mermelada, una cookie y una minipie, por 45$CAD/29€. Todo un acierto, riquísimo y encima nos atendió una chica brasileña de madre catalana.

Tartine Bread&Pies. 1069 Davie St, Vancouver (TripAdvisorGoogle)

Tartine Bread & Pies

Nuestra ruta del día empezaba en Commox St, en dirección hacia el West End. Entre el 1126 y el 1136 un vecino nos recomendó que entrásemos por el acceso a un pasaje entre las dos casas, lleno de vegetación muy bien cuidada. El sendero continúa cruzando Jepson-Young Lane, donde hay una caseta de intercambio de libros gratuitos entre los vecinos, y llega hasta Pendrell St. Es muy curioso verlo.

Mole Hill es una comunidad de vecinos de casas anteriores a la I Guerra Mundial. Está compuesta por varios bloques y está basada en una comunidad ecológica. La constituyen 170 apartamentos sociales, huertos urbanos, tres centros de día y varios jardines.

Seguimos hacia el oeste, con una pequeña llovizna, recorriendo Pendrell St hasta llegar a la English Bay Beach, una de las principales de la ciudad y la primera en la zona abierta de la bahía. La marea estaba baja y pudimos adentrarnos un poco buscando alguna concha bonita, rodeados de gansos que rebuscaban entre el fango y las algas.

La vista de los cargueros con la niebla sobre el mar y el sol de primera hora era espectacular. Por el efecto de la luz sobre el agua y la niebla, parecía que los barcos estaban flotando en el aire.

Los inuksuk son montículos de piedras construidos por los pueblos indígenas de los territorios árticos de toda Norteamérica, desde Alaska a Groenlandia. Eran utilizados para señalizar puntos de interés. Hoy en día la mayoría tiene forma humana.

Al llegar a la siguiente playa vimos un puesto de fruta fresca y miel con muy buena pinta (BerryMobile), tanta que nos dio hambre y compramos una bandeja de cerezas. Las lavamos y nos sentamos en las mesas de picnic que hay en el césped junto a la playa a almorzárnoslas.

Nos desviamos hacia el sendero que bordea el Lost Lagoon en Stanley Park. Es peatonal y discurre al borde del lago entre mucha vegetación y grandes secuoyas. Empezó a chispear y nos sentamos un rato en un banco mientras veíamos una familia de patos, cuyos polluelos correteaban por la orilla, y el reflejo de la ciudad en el lago.

Puesto de fruta fresca ecológica en Second Beach, Stanley Park

Al pasar el lago se llega al club de remo de Vancouver y a un kilómetro de allí, bordeando el club de vela, se llega a los totem indios, unas esculturas hechas con troncos tallados con figuras de animales y pintados de colores llamativos.

Los totem son monumentos con variados diseños que incluyen figuras animales o seres sobrenaturales (osos, ranas, pájaros, personas, peces, etc). Cada uno cuenta la historia de un clan o familia o conmemora alguna ocasión o festividad especial. Se leen de arriba a abajo. Son muy típicos de los pueblos indígenas de la costa del Pacífico de Norteamérica.

Empezó a diluviar y no tuvimos más remedio que refugiarnos en la tienda de regalos. Ya que estábamos allí, compramos un minitotem de recuerdo y Antonio se agenció un gorro de invierno con símbolos indios para estrenarlo más adelante en los glaciares de las Rocosas.

Totems en Stanley Park

La lluvia nos dio una tregua y pudimos continuar el paseo bordeando Stanley Park hacia la orilla que mira al norte. Teníamos anotado en esa zona un faro muy chulo para hacer fotos y lo encontramos, en Brockton Point. Desde allí también había unas buenas vistas del skyline de Vancouver, aunque hoy el día gris no acompañaba mucho.

Se acercaba la hora de comer y nuestra idea era buscar un sitio por West End. Atravesamos Stanley Park por uno de los senderos que lo cruzan rodeado de secuoyas gigantes, Brockton Point Trail (nos recordó a los Muir Woods de San Francisco), hasta llegar al Lost Lagoon y desde allí continuamos por Chilco Street y Robson Street (una zona llena de restaurantes).

Faro de Brockton Point

Seguía medio chispeando y decidimos comer en un japonés que ofrecía menús de mediodía por 12,95$CAD/8€, que incluían sopa ramen, donburi o ensalada y 2 piezas de karaage (pollo frito estilo japonés). Nos sentamos en la terraza cubierta y de nuevo empezó a diluviar, al menos cada vez que llovía con más fuerza, teníamos donde refugiarnos.

Nos pedimos un ramen Tantanmen y otro de tomate y queso, acompañados de donburi de cerdo y arroz y dos piezas de pollo frito. Todo por 30$CAD/19,60€, una de las comidas más baratas hasta ese momento. Estaba todo riquísimo, aunque la sopa Tantanmen picaba como mil demonios.

MEN-no KURA. 1773 Robson St, Vancouver (cerrado actualmente)

Siguiendo la misma calle, nos llamó la atención la gran cantidad de negocios asiáticos. Encontramos una heladería muy original y nos tomamos un helado refrescante para bajar el picante de la sopa, mientras en la calle seguía chispeando.

The Flying Rose. 1517 Robson St, Vancouver (cerrado actualmente)

Ramen Men-No-Kura

Volvimos al hotel por Pendrell Street, necesitábamos descansar un rato. Como el hotel prestaba bicicletas, cogimos un par y nos fuimos a recorrer Vancouver, es una ciudad muy tranquila con poco tráfico, perfecta para recorrerla en bici sin problemas (en la entrada cómo moverse en Vancouver tenéis más opciones de transporte en la ciudad). Atravesamos el barrio residencial de West End por Commox Street, en esa dirección hacia el Stanley Park era cuesta abajo (veríamos la vuelta si la aguantábamos).

Una vez llegamos al parque, giramos a la izquierda por Stanley Park Drive hasta Second Beach y desde aquí tomamos la carretera que bordea el Lost Lagoon hasta llegar al puerto de Vancouver, siguiendo el camino que habíamos recorrido por la mañana a pie hasta los totem.

Pincha en la imagen para ver la ruta en AllTrails

Esta vez seguimos más adelante, bordeando el faro de Brockton Point y pasando bajo el Lions Gate Bridge. El recorrido se hace por un sendero sólo para bicicletas y peatones, casi a nivel del mar, con acantilados, mucha vegetación y unas vistas muy chulas de la ciudad y las montañas que la rodean.

Continuamos la ruta y nos encontramos con uno de los puntos más fotogénicos, Siwash Rock, un islote solitario junto a los acantilados con un árbol encima. Nos sirvió para descansar un rato mientras hacíamos unas cuantas fotos. El día no nos estaba acompañando mucho para que quedaran bonitas, estaba muy gris, pero así mejor para ir en bici y no morir de calor.

Justo después, llegamos a la Third Beach, otra playa orientada al atardecer y llena de troncos para sentarse, aunque aún era pronto para la puesta de sol.

Ya habíamos dado toda la vuelta al Stanley Park, así que decidimos volver al hotel y como nos temíamos, la cuesta arriba se nos hizo eterna.

Ruta en bici por Stanley Park

Se acercaba la hora de cenar, pero antes nos apetecía tomar una cerveza en el barrio de Yaletown, una zona de antiguos almacenes reconvertidos en restaurantes y cervecerías. Nos recordaron mucho a los edificios cast iron del SoHo de Nueva York. A esas horas estaba a tope, con todos los locales abarrotados. Nos pedimos dos cervezas artesanales en Yaletown Brewing Co., una Yaletowm Ale y una Beowulf Dark acompañadas de un plato de edamame.

Yaletown Brewing Co. 1111 Mainland St, Vancouver (TripAdvisorGoogle)

Después de la cerveza, nos dimos una vuelta por la zona haciendo tiempo para la cena. Llegamos al barrio de los teatros en Grandville Street, donde hay estrellas de los artistas canadienses en la acera, como en el paseo de la fama de Los Ángeles. Nuestra intención era cenar en el sitio barato de hamburguesas (The Famous Warehouse), ya que el día anterior tampoco habíamos ido, pero había unas colas kilométricas.

Al final nos decidimos por The Fish Shack, un local muy chulo de estilo industrial. Pedimos un plato de fish&chips y un sándwich Crispy Chicken Club, acompañados de una cerveza Stanley Park Brewing, todo por 60$CAD/38€.

The Fish Shack. 1026 Granville St, Vancouver (cerrado actualmente)

Otro día intenso, nos encanta reventarnos en los viajes y exprimir las horas, pero ya tocaba descansar.

Foto nocturna de Grandville St en Vancouver

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