Tanzania día 5
Parque Nacional del Serengeti
17 de marzo de 2023
Habíamos pasado una noche cuanto menos interesante, la cama era muy buena y se dormía bien pero los ruidos de animales que se oían nos habían despertado a menudo. Nos levantamos antes del amanecer y nos acercamos a la cabaña principal a por el desayuno, ya estaban Yolanda y Javi por allí y cuando llegó Dani le preguntamos sobre los animales que habíamos oído, pensando en algún chacal (que era lo que habíamos visto por la noche mientras cenábamos).
Dani nos sorprendió diciéndonos que habían sido un par de leones y una manada de hienas, en diferentes momentos de la noche, y hacía poco habían pasado unos cuantos elefantes comiéndose las hierbas de alrededor de las tiendas. Estábamos entre emocionados e incrédulos.
El amanecer era espectacular y salimos a hacer algunas fotos mientras esperábamos al resto del grupo para desayunar.

Desayunamos huevos con chapatis, salchichas, tostadas, fruta, zumo y café con leche. Fuimos bastante rápidos y sobre las siete estábamos en marcha. Los colores de la sabana al amanecer son un auténtico espectáculo.
En el camino de acceso al Zawadi Camp ya vimos algunos impalas y un chacal, una gran manada de búfalos a unos kilómetros, y cruzando un pequeño río al salir de la zona montañosa, Ana Belén vio un enorme cocodrilo en el agua, las malas fotos que tenemos no hacen justicia al momento de ver el enorme animal nadando río arriba.
Paramos en una zona con baños cerca de una charca llena de hipopótamos, estuvimos viéndolos pelear durante un buen rato, la verdad es que pensándolo ahora no parecía un sitio muy seguro pero allí nadie se planteó nada. Los hipopótamos suelen estar agrupados pero son poco sociables entre ellos, por eso se les puede ver pelearse o revolverse con facilidad y son unas imágenes muy chulas.

Habían pasado un par de horas desde la salida del hotel y estaba siendo una mañana espectacular, manadas de jirafas, impalas y elefantes nos habían acompañado por nuestro recorrido por la sabana hasta que Dani paró de golpe y nos señalo hacia una zona de pasto a unos cien metros. Una leona daba vueltas sobre lo que supusimos que era una presa de la que ya se había alimentado pero de la que quería alejar a los buitres que sobrevolaban el prado.
Cuando vio que no había mucho que hacer, salió trotando por detrás de unos árboles en dirección a nuestro camino y en ese momento vimos que dos leones bastante grandes la seguían a una distancia prudencial, seguramente para ver si cazaba algo que pudiesen comerse.
Después de seguirlos a lo lejos, la leona cruzó bastante rápido a unos metros del coche. Habíamos perdido a los leones y cuando nos dimos cuenta, uno de ellos estaba tumbado a pocos metros a un lado del camino. Al parar junto a él se levantó y se fue por donde había desaparecido la hembra, fue un momento espectacular.

La mañana pasaba volando de lo alucinados que estábamos con todo lo que estábamos viviendo. Al rato de ver los leones, Dani paró cerca de la sombra de una acacia, allí descansaba un guepardo que, al parecer acababa de dar buena cuenta de una presa que a unos cincuenta metros se disputaban las hienas y los buitres. Esa situación salvaje donde el guepardo ya no tenía interés por la presa y estaba tranquilamente tumbado con la panza bien llena y a pocos metros un buitre robaba los restos a una hiena algo desesperada fue impactante. Una muestra del ciclo de la vida en el Serengeti.

Durante el safari cada vez que Ana Belén decía que quería ver algo, al poco lo encontrábamos, así que bromeando le dijimos que eligiese qué quería ver. Nos faltaba ver un leopardo y se lo dijo a Dani que nos propuso acercarnos a la zona donde suelen cazar los leopardos en esa parte del Serengeti.
Tras unos kilómetros de camino vimos un par de coches bajo una acacia y ya supusimos que algo interesante habría allí. Efectivamente un leopardo bastante grande se zampaba una gacela que debía haber cazado poco antes. Estaba en lo alto de la acacia, lo que da una idea de la fuerza que deben tener para poder trepar el enorme árbol con la gacela agarrada solo con los dientes.
Estaba bastante bien camuflado entre el follaje y tuvimos que darle un par de vueltas al árbol para ponernos con una buena perspectiva para las fotos. Al rodearlo vimos que debajo había dos hienas esperando que cayese algo de gacela y estuvieron a punto de conseguir un trozo, al leopardo se le escurrió la presa y quedó colgando de una rama más baja. Nos encantó ver como se la comía sin ninguna prisa sabedor de que las hienas eran incapaces de trepar.

Se acercaba la hora de comer y Dani nos llevó a una colina al suroeste de Seronera donde había una zona de picnic, varias mesas con sombrillas bajo las acacias y baños con puertas de seguridad. Había un tanzano controlándolo todo, al que invitamos a comer, siempre nos ponían comida de sobra y ellos lo agradecían.
Mientras comíamos, el guarda nos dijo que había un león cerca desde hacía una par de horas, nos lo tomamos a broma pero nos llevó al lado de los baños y lanzó una piedra a no más de 20 metros y se levantó una leona joven, nos dijo que son muy curiosos y que a veces les gusta ver lo que hacemos por allí. No nos lo podíamos creer.
Después de comer volvimos al coche para hacer la ruta de regreso al campamento. Al poco de arrancar nos cruzamos con una manada de búfalos bastante grande a la que pudimos hacer fotos muy chulas, y a menos de un kilómetro paramos al lado de una acacia enorme donde otro leopardo dormía la siesta tumbado en una de las ramas bajas. Tres leopardos en el viaje nos pareció un lujazo y sobretodo viéndolos tan de cerca.

La tarde pasó más tranquila mientras hacíamos la ruta de regreso al campamento. Vimos decenas de herbívoros de todo tipo. elefantes, impalas, gacelas, monos, facoqueros, enormes grullas, secretarias, búfalos, cebras y muchos que ni siquiera podemos recordar.
Al llegar al prado donde está el Zawadi Camp nos recibieron manadas de jirafas y algunos elefantes. La imagen nos recordó, salvando las distancias, al momento de la película Jurassic Park cuando llegan a la zona de los brachiosaurus, somos muy frikis, lo sabemos.
El momento de las jirafas con el enorme cuello, comiendo hojas de las acacias bañadas por la luz del atardecer fue genial. No imagináis la cantidad de fotos que pudimos hacer en ese momento.

Dani dejó que Yolanda condujese el coche por el prado hasta el campamento, ella había insistido un par de veces y le pareció que era una zona tranquila para que probase. Durante el trayecto de vuelta Yolanda había estado tramando una sorpresa para Germán y Ana Belén de la que todos íbamos a ser cómplices.
Al bajar del coche nos fuimos todos a prepararnos, nos duchamos y vestimos para la cena y quedamos en tomar una cerveza en la hoguera mientras atardecía. Yolanda quería que Dani casase a Germán y Ana por el rito masai, ya que no están casados y nos pareció un detalle muy chulo.
Llevamos varias cosas que nos pidió Dani, mantas masai que nos había dado en el coche, unas pulseras que compró Rocío en Mto Wa Mbu y leche que pedimos en la cocina. El rito fue muy emotivo, ellos se emocionaron bastante y los demás nos divertimos un montón preparándolo.
Después llegaron las cervezas mientras preparaban las mesas bajo una enorme acacia donde servirían la cena. Dani nos agradeció haber confiado en él para el viaje y nos invitó a unas botellas de vino africano.
Fue un día que no olvidaremos fácilmente.
