San Francisco día 1
AVE Valencia - Madrid · Vuelo Madrid - Londres - San Francisco · Llegada al hotel
17 de marzo de 2015
Nos levantamos a las 5 de la mañana y teníamos por delante un día largo: un AVE hasta Madrid, de allí un vuelo hasta Londres y un enlace a San Francisco, casi 24h de trayecto en total. El tren lo cogimos en Valencia a las 6:40 de la mañana y después de dos vuelos de British Airways con un transbordo de dos horas llegábamos al destino a las 18:50 (3:50 para nuestro horario).
Con la emoción no notábamos el cansancio. Tardamos una hora en salir del aeropuerto, para ser Estados Unidos es poco tiempo en la aduana, y cogimos el tren BART hasta la estación de Powell Street en el centro de la ciudad (os lo explicamos en la entrada cómo ir del aeropuerto a San Francisco). La parada es justo donde tiene el sistema de giro una de las líneas de cablecar más antiguas y pudimos ver como realizaban las maniobras, que son completamente manuales. Estábamos emocionados.

El hotel que reservamos en realidad era un hostel de la red Hostelling International (HI), pero teníamos una habitación con baño privado, estábamos muy cerca de Union Square y de Powell Street Station (os dejamos toda la información en dónde dormir en San Francisco). Nos pareció una opción genial para no gastar tanto como en un hotel, no tiene los mismos servicios pero tener las salas de ocio, la cocina común con el desayuno incluido y la lavandería nos gustó mucho.
La habitación era bastante grande con una buena cama, el baño un poco pequeño pero muy limpio, y lo único malo es que las ventanas no aislaban nada del ruido de la calle, pero ya nos había pasado en otras ciudades de Estados Unidos.

Después de registrarnos y dejar las cosas en el hotel, nos fuimos a dar un paseo por la zona. Recorrimos un par de calles hasta Union Square, la plaza no es una maravilla arquitectónica pero tiene mucho ambiente, hay un Saks Fifht Avenue, un Macy’s, tiendas de grandes marcas como Nike o Converse y de firmas exclusivas como Dior, Gucci, Victoria’s Secret, Tiffany’s, etc. A pesar de tener un aparcamiento subterráneo la zona superior es bastante verde y en esa época los árboles estaban floreciendo.
Fuimos a cenar a un diner justo debajo el hotel, le habíamos echado el ojo al salir y nos pareció buena opción para no tener que ir buscando y poder subir directamente a dormir. Después de una buena cena y con las horas de viaje que llevábamos acumuladas suponíamos que el bajón iba a ser fuerte. Pedimos una sopa de calabaza, unos tacos carnitas y un par de coca-colas. Nos costó 45$, algo caro, pero como el dólar estaba muy bajo, al cambio no nos resultó tan llamativo.

Subimos a dormir cansados pero muy emocionados, hasta que empezamos a oír un pitido horrible que venía de la calle y se repetía cada 10-15 minutos. No pudimos saber de dónde venía, parecía el sonido que hace un camión al ir marcha atrás pero por la ventana no se veía ninguno cerca.
Al día siguiente vimos un recipiente enorme en el hall lleno de paquetes de tapones para los oídos para los clientes y entendimos por qué los ofrecen. Resultó que el pitido era la barrera del aparcamiento del hotel que pitaba cada vez que se abría y como habíamos llegado el día de San Patricio, con mucho movimiento de coches por el centro, no había parado en toda la noche.