Copenhague día 3
Ørstedsparken · Nyhavn · Amalienborg · Den lille havfrue · Kastellet · Rundertårn · Tivoli · Vesterbro
10 de octubre de 2015
Empezamos el día un poco tarde (al menos para nosotros, las 9 de la mañana en un viaje es tarde). El día estaba bastante despejado y teníamos ganas de salir corriendo a ver los colores de la ciudad, ya que el día anterior había estado muy nublado.
Subimos hacia Nørrebro de camino a Israels Plads, pasando por los coloridos cines Palads Teatret y Ørstedsparken, un parque con un lago central precioso. Buscábamos el mercado que montaban allí pero ese día no estaba abierto, nunca llegamos a saber el motivo.
El mercado de Torvehallerne tiene varios locales de comida y productos frescos cerca de la estación de Nørreport, ubicado frente a Israels Plads. Abre todos los días a partir de las 10 (a las 11 los domingos) y es uno de nuestros imprescindibles que ver y hacer en Copenhague.

Aprovechando que hacía solazo, y teníamos tiempo, volvimos a Nyhavn en metro y rehicimos las fotos del día anterior. Siempre nos llama la atención cómo en los países nórdicos cuando hay un rayo de sol salen a las terrazas en manga corta como si fuese agosto en la costa española.
Desde el canal fuimos caminando por el centro, pasando por Amalienborg Slotsplads, residencia de la familia real danesa en la capital y otro de los imprescindibles que ver en Copenhague. Cuando se encuentran en el palacio, las banderas están izadas y la Guardia Real, con el típico uniforme ridículo de estos cuerpos de seguridad, en las casetas de vigilancia. Cosa que pudimos ver ese día.
Si la reina está en palacio, la guardia marcha desde el castillo de Rosenborg a las 11:30 por las calles de Copenhague y ejecuta el cambio de guardia frente a Amalienborg al mediodía, con reemplazos cada dos horas.

Palacios de Amalienborg
- Horario: Abierto de martes a domingo de 11:00 a 16:00 desde noviembre a abril (lunes cerrado) y todos los días de 10:00 a 16:00 de mayo a octubre.
- Entrada 95 Kr, unos 12,75€ (combinada con Rosenborg 170 Kr, 23€). Está incluida en la Copenhagen Card.
- Cómo llegar. La estaciones de metro de Marmorkirken (M3, M4) o Kongens Nytorv (M1, M2, M3 y M4) son las más próximas. Las líneas de autobús 1A, 20E y 26 tienen parada cerca.

Continuamos el paseo por Amaliegade hasta la iglesia Sankt Albans Kirke y la fuente de Gefion (Gefionspringvandet), el parque de alrededor estaba verde intenso y el cielo azul, así que tuvimos que parar a hacer unas cuantas fotos.
Seguimos hacia el norte viendo el parque y el pabellón Langelinie y llegamos, por fin, a la famosa estatua de la sirenita puesta allí en honor a Hans Christian Andersen y su célebre historia que llevó al cine Disney. Ya sabíamos que era pequeña y realmente lo es, pero pensándolo bien es una estatua hecha a escala de lo que supone sería el tamaño de la princesa del mar.

Aunque la sirenita sea pequeña y se confunda con las rocas, la encontraréis sin problemas al ver el barullo de turistas a su alrededor sacando fotos.

Detrás del pabellón que habíamos pasado, vimos que estaba la antigua fortificación militar Kastellet, tiene forma de estrella de cinco puntas y está rodeada por un foso doble y protegida por terraplenes a modo de muralla. En el centro todavía se pueden visitar los barracones y polvorines.
Los alrededores son, actualmente, un parque chulísimo para pasear. El antiguo molino de viento para cereales del castillo del S.XIX (Kastelsmøllen), fue restaurado y se puede ver en la punta oeste del recinto.

Para volver al centro, lo hicimos por Bredgade, pasando por el Museo del Diseño, que ya habíamos visitado en la Kultur Natten la noche anterior, y por la iglesia de mármol (réplica de San Pedro del Vaticano) y la de St. Alexander Nevsky (la única iglesia ortodoxa de la ciudad).
Nos dirigimos hacia los jardines del Rosenborg Slot (Kongens Have) y vimos una tienda de láminas y pósters donde compramos postales de las 5 torres emblemáticas de la ciudad para hacer una composición en casa (que nunca llegamos a hacer ya que si no, se nos comerían los cuadros, pero son unas postales chulísimas que conservamos para cuando tengamos una mansión).

Marmorkirken
Se puede subir a la cúpula de la Marmorkirken (iglesia de mármol), desde donde se tienen buenas vistas de la ciudad y de la plaza de Amalienborg. El acceso es gratuito, aunque no hay un horario regular y el aforo es muy limitado. Suele haber una subida a las 13:00 de lunes a viernes entre el 15 de junio y el 31 de agosto, y el resto del año sólo sábados y domingos.
Sobre las 13:30 llegábamos a la Rundetårn, una de las torres que más ganas teníamos de ver otro de nuestros imprescindibles que ver y hacer en Copenhague. El acceso hasta lo alto de este observatorio del s. XVII se hace a través de una rampa en espiral de 7 pisos de altura. Los techos son altos, las paredes están encaladas con varias ventanas en cada tramo y el suelo es de adoquines amarillentos, diseñado así para que se pudiese acceder hasta arriba a caballo con cargas pesadas.
Subimos tranquilamente, parando en varios tramos para poder hacer fotos panorámicas de las plantas que con el efecto de la espiral quedaban muy chulas. Desde la terraza de arriba se puede ver el tejado de la iglesia de la Trinidad a la que está adosada y las vistas de la ciudad con los cinco campanarios característicos de su skyline. Incluso se puede ver a lo lejos el famoso puente de Øresund que une Dinamarca con Suecia.

Rundetårn
- Horario: de abril a septiembre, todos los días de 10:00 a 20:00, y de octubre a marzo de 10:00 a 18:00.
- Entrada: La entrada vale 40 Kr, unos 5€ (incluida en la Copenhagen Card).
En el último piso, antes del acceso a la terraza, había un famoso planetario (construido por Ole Rømer en el s. XVII) colgado sobre uno de los muros, y un antiguo baño privado reservado para los astrónomos, es curiosa su construcción de madera. También era posible ver la buhardilla de la iglesia contigua donde estaban realizando los trabajos de restauración de las obras de arte de la misma.
Uno de los huecos interiores en el nivel superior estaba abierto y se podía ver, a través de una plataforma de cristal, el impresionante corazón de la torre formado por un cilindro de ladrillos. Daba un poco de vértigo, de hecho, Rafa ni se asomó.

Al salir aprovechamos que estábamos en el centro para ir a comer, se hacía tarde para el horario danés y no queríamos quedarnos otra vez con la comida rápida como única opción. Fuimos a Gråbrødretorv, una plaza peatonal muy pintoresca con muchos restaurantes y terrazas, estaba muy animada.

Nos decidimos por Flottenheimer y, aunque hacía sol, pedimos una mesa dentro, que para nosotros sí hacía frío. Comimos una ensalada de queso de cabra, unas quesadillas de pollo, lasaña casera y dos limonadas, y como no, Rafa acabó la comida con un buen espresso. Costó 416Kr/56€. No nos pareció nada caro.

Después de un rato de descanso en el hotel, fuimos al Tivoli. Queríamos aprovechar para ver el parque de atracciones al atardecer. Es uno de los más antiguos del mundo, fundado en 1843, y todavía conserva su puerta principal original. Tenéis toda la información práctica sobre el parque en la entrada qué ver y hacer en Copenhague.
Todo el parque estaba decorado de Halloween. Aprovechando la «hora dorada» y la «hora azul» (frikadas de fotógrafos), hicimos un montón de fotos. No cogimos la entrada para las atracciones, sólo para los jardines, así que después de recorrerlo entero, salimos a la puerta donde nos esperaban Leti y Anders para llevarnos a cenar.


Nos recogieron en un BMW eléctrico de alquiler por minutos. En España todavía no estaba ese servicio y nos pareció muy práctico. Anders nos explicó que tener un coche en Dinamarca sale carísimo, no sólo por el precio del propio vehículo, si no por los impuestos que se pagan en concepto de contaminación ambiental, así que el alquiler del coche eléctrico estaba siendo un exitazo.
Nos llevaron a Halifax, una hamburguesería gourmet con un carta muy grande de hamburguesas distintas que puedes elegir con diferentes tipos de carne, acompañamientos y salsas. Pedimos dos hamburguesas, una con patatas y aioli y otra con puré y mayonesa; para beber, una cerveza y un ginger ale. La cena salió a 343kr / 46€, comparada con la comida de medio día nos pareció cara. No dejaban de ser dos hamburguesas.

Nos tomamos los cafés en un local cercano, el bar Viggo, con música en directo y grupos de daneses cenando o tomando copas. Nos recogimos pronto, sobre las 00:00 nos despedimos de nuestros amigos y fuimos caminando por Vesterbro hasta el hotel. Había sido un día intenso.
