Canadá día 7
Patricia Lake, Pyramid Lake y Pyramid Island, Beauvert Lake, Annette Lake y Edith Lake. Noche en Jasper
26 DE JULIO DE 2017
4º DÍA DE RUTA: LAGOS DE JASPER (32 KM)
Nos despertamos a las 8 y desayunamos en la habitación. La verdad es que fue un poco incómodo, no había mucho espacio, y por eso decidimos desayunar fuera el resto de días que nos quedaban en Jasper.
Hoy tocaba recorrer los lagos alrededor de Jasper (uno de los imprescindibles que hacer en las Rocosas). Salimos hacia el norte del pueblo para ver los lagos Patricia y Pyramid. A menos de 2km del pueblo tuvimos que frenar en seco: una manada de grandes ciervos (luego sabríamos que se llamaban elks o wapitíes) estaba pastando en los laterales de la carretera. El enorme macho, que superaba con creces la altura del todoterreno, se paseo alrededor del coche, saltó con facilidad el quitamiedos y desapareció de nuestra vista.

Con la emoción en el cuerpo seguimos la Pyramid Lake Road unos 3 km hasta llegar al primer lago.
El Patricia Lake a primera hora era una preciosidad, el agua estaba en calma y se reflejaba la Pyramid Mountain y el cielo del amanecer. Había un ensanchamiento en la carretera para poder parar y una bajada accesible para llegar al borde del lago, donde pudimos hacer unas fotos espectaculares, parecía irreales.

El Pyramid Lake estaba a menos de 1 km del anterior, no más de 2-3 minutos en coche. Sólo había un par de coches en el aparcamiento, estábamos encantados de haber ido tan temprano. Preparamos las mochilas con agua y comida y todos los trastos de las cámaras (o eso pensábamos), y empezamos la ruta a pie.
Íbamos a orillas del lago, todavía por la zona accesible donde hay canoas de alquiler y un restaurante, cuando desde el edificio un señor se puso a gritar «Elk, Elk», y a señalar detrás de nosotros. En ese momento aún no sabíamos que los ciervos gigantes de Canadá se llamaban así y no sabíamos qué pasaba. Al girarnos, vimos una manada de hembras con varios cervatillos en la orilla opuesta a nosotros bebiendo en el lago.
Justo al lado del restaurante empezaba el sendero (aquí os dejamos el mapa de los senderos que llevábamos nosotros).

El sendero era una ruta circular de unas 2 horas (marcado con el número 2 en los mapas del parque). El primer kilómetro iba paralelo a la carretera bordeando el lago y a la altura de Pyramid Island se desviaba internándose en el bosque. Nosotros nos salimos del camino para ver la isla, a la que se accedía por una puente de madera, uno de los más fotografiados de las Rocosas.
Era un pequeño islote lleno de abetos en los que había varios miradores y un par de paneles explicativos con la fauna del lago. Estuvimos haciendo fotos a las aves del lago, mientras descansábamos en un banco. Luego descubrimos que eran colimbos grandes, a los que llaman «hoo-wee-ooo» por el sonido que hacen.

Revisando las fotos, Rafa se dio cuenta que su cámara tenía una mota de polvo en uno de los espejos dentro del obturador que hacía una mancha borrosa en todas las fotos. Fuimos al coche a coger el kit de limpieza, que siempre lleva encima, y al pasar por el lago vimos que la manada de elks estaba en la orilla, junto a las canoas, y pasaron a un metro escaso de nosotros mirándonos con curiosidad.

El kit no estaba en el coche y no podíamos dejar la cámara así. No nos quedaba otra que coger el coche e ir al apartamento sin perder tiempo para volver lo antes posible. En 40 minutos estábamos de vuelta, con el coche aparcado y retomando la ruta. Desde entonces Rafa no ha vuelto a dejarse el kit nunca en el alojamiento, siempre lo lleva encima.
Tomamos la carretera hacia la isla para seguir donde lo habíamos dejado y vimos a la manada de elks de nuevo, parecía que nos estaban siguiendo. Nos acercamos entre los árboles para hacerles alguna foto y nos empezaron a rodear por donde habíamos venido, por lo que nos fuimos hacia el puente pensando que se irían para otro lado, pero nos siguieron.
Son animales muy tranquilos, pero tan grandes que da bastante impresión ver como te siguen en manada. Llegamos a la isla y nos apartamos para que pasasen, la gente alucinó viéndonos llegar con los ciervos detrás cruzando el puente (parecíamos el flautista de Hamelín).
Como siempre insistimos, haced #turismoresponsable, no molestéis a los animales salvajes, guardad una distancia de seguridad y jamás los alimentéis.

Después de este encuentro con los ciervos, había llegado la hora de retomar el sendero o no íbamos a poder hacerlo entero antes de comer.
Volvimos al desvío donde lo habíamos dejado, junto a la Pyramid Island, y nos adentramos en el bosque siguiéndolo. Tiene varios desvíos indicados con letras y nosotros seguimos el 2b hacia el pico a 1310m de altitud y continuamos hasta el mirador. La temperatura había subido y el olor a sierra, esa mezcla de aromas de la tierra húmeda y la resina de los abetos, lo impregnaba todo.
Las vistas de los alrededores con los lagos turquesa y el bosque verde frondoso (salvo los pobres abetos enfermos) nos impresionaron. Pensamos que el color de los lagos sería efecto de la luz desde allí arriba, pero luego comprobamos que el agua tiene ese tono.

Allí vimos por primera vez dos sillas grandes de madera roja encaradas a las vistas que luego nos encontramos por todas las Rocosas. Están puestas para fomentar el turismo de la zona en las redes sociales, hay un cartel que pide que te hagas una foto en ellas y las etiquetes.
Al bajar seguimos un tramo del 2b hasta el desvío del 2f y para acabar, el 2g, que salía detrás del resort del lago pasando junto a una pequeña charca rodeada de vegetación. Tardamos algo menos de 2 horas en hacer todo el recorrido.

Decidimos acercarnos a las playas que hay en la orilla sur del lago. Recorrimos la Pyramid Beach Road hasta el final, donde hay un gran aparcamiento que da acceso a la playa más amplia de todas, pero estaba a tope. De camino, habíamos visto por la misma carretera entradas a playas más pequeñas, y en una de ellas había menos gente, por los que dimos la vuelta para ir a esa (la segunda entrada a la derecha después de coger el desvío de la carretera principal).
Nos pusimos los bañadores y cogimos la comida para comer allí. Tras la zona de aparcamiento se accedía a una pequeña playa detrás de unos arbustos. Había un grupo bastante grande, parecían varias familias, con su equipo de domingueros hasta el último detalle. Estaban haciendo una barbacoa y comiendo mientras jugaban al fútbol americano en el agua.
Encontramos una mesa de picnic algo más alejada y allí nos instalamos. Hicimos nuestros bocatas y sacamos algo de picoteo. Estuvimos muy a gusto al borde del agua y con la sombra de los abetos.

Después de comer y de recogerlo todo bien (había varios rangers patrullando la zona para que nadie dejase nada que pudiese ser un reclamo para los animales), nos fuimos a la orilla a bañarnos. El agua estaba helada, nos remojamos un poco y nos tumbamos en la arena a hacer la siesta. No conseguimos dormirnos pero se estaba de vicio. Nos fuimos al apartamento a descansar un rato más con menos calor.
A media tarde nos acercamos al lago Beauvert. Se accede por el complejo del hotel Fairmont, aparcamos en uno de los aparcamientos del propio hotel, el más próximo al inicio del sendero 4a de los Jasper Trails (marcado como P17 en el mapa). La ruta es circular y rodea todo el lago. Nosotros la empezamos justo al final del resort. Es una ruta muy fácil, siempre en llano y que transcurre entre abetos por un estrecho sendero a orillas del lago. Las vistas eran magníficas con las montañas de fondo y alguna canoa roja que pasaba en medio del agua turquesa.

Tardamos aproximadamente 45 minutos en hacerla completa y de vuelta al resort vimos un roedor parecido a una ardilla pero mucho más grande y con la cola plana, nos pareció una marmota pero en realidad era una ardilla terrestre de Columbia (Urecitellus columbianus).
Recorrimos con el coche el camino inverso por la Old Lodge Road y nos desviamos al Annette Lake. En esa zona había muchos aparcamientos y zonas de picnic al borde del lago. Cogimos algo de merienda y los bañadores y pasamos allí un buen rato, rodeados de familias haciendo barbacoas y bañándose. Estuvimos casi hasta el atardecer, con las vistas del lago y el Mount Edith Cavell de fondo. El agua estaba igual de fría que en Pyramid Lake y se estaba empezando a nublar, pero nuestra cabezonería nos hizo volver a bañarnos.

Todavía quedaba luz del atardecer cuando nos acercamos al lago Edith. Nos sentamos en un banco y estuvimos viendo cómo el cielo se iba poniendo naranja y violeta. Aquí el crepúsculo es bastante luminoso y dura muchas horas, así que aún teníamos esa luz cuando llegamos a Jasper a las 21h.
Nos cambiamos y nos fuimos a ver una locomotora y un tren antiguo que hay expuestos a las afueras de la estación de Jasper (a Rafa le trajo recuerdos de un libro que leyó de pequeño: «Asesinato en el Canadian Express»). De paso nos acercamos al enorme totemque hay frente al parque de la oficina de turismo.
Volvimos al pub del día anterior a cenar, nos sentamos en la misma mesa, y el camarero nos saludó diciendo «Bienvenidos otra vez, gracias por volver» (en inglés obviamente). Nos hizo gracia que se acordase de nosotros. Pedimos unos espaguetis boloñesa, un Nathan´s Famous hotdog y una «sopa de ayer».
Con el estómago lleno y cansados del día de caminatas por los lagos, nos fuimos a dormir, además al día siguiente nos tocaba un buen madrugón.
