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Canadá día 6

Canadá día 6

River Safari, Mount Robson y Jasper Skytram. Noche en Jasper

25 DE JULIO DE 2017

3º DÍA DE RUTA: BLUE RIVER – JASPER (211 KM)

Nos despertó el sol despuntando entre los árboles. Eran las 7 de la mañana y teníamos previsto hacer el safari por el río a primera hora, y la primera salida era a las 9:30, había que espabilarse. Nos duchamos y dejamos las maletas preparadas para recoger la habitación lo más rápido posible al volver del desayuno.

Los desayunos del hotel los servían en un restaurante al otro lado de la carretera, El Patio. Nos pusimos en una mesa junto a la ventana y nos servimos en la barra donde estaba montado el buffet. Comimos tostadas con huevos revueltos, bacon y patatas fritas, un poco de bollería, fruta y yogur con granola, zumos de naranja y cafés. Para no pasar hambre (el resto de nuestras vidas).

Desayuno en El Patio, Blue River

Dimos una vuelta por los alrededores del hotel y nos acercamos caminando a ver el lago Eleanor. Nos encontramos carteles de «precaución por osos» cada dos pasos. Pensamos que si había tantos, alguno teníamos que ver en el safari.

Cogimos el coche y nos fuimos al embarcadero desde donde salen las excursiones, a 10 minutos del hotel. El acceso es un poco complicado por el terreno, ya que hay que atravesar las vías del tren y los meandros del North Thompson River por un puente metálico de dudosa estabilidad.

Lago Eleanor en Blue River

A las 9:30 ya estábamos comprando los tickets (nos salieron un 10% más baratos por un descuento que nos ofrecieron en nuestro hotel al hacer el check-out). Nos dieron para el segundo turno. A las 10:00 teníamos que subir a la lancha con el trapo rosa, nos pareció una indicación un tanto vaga, pero estuvimos atentos. Nos quedaban 30 minutos de espera y nos sentamos, rodeados de barritas de incienso y megaventiladores que ahuyentaban a los mosquitos.

River Safari en Blue River

Bastante puntuales nos llamaron para embarcar en nuestra lancha motora. Éramos 12 personas y Matthew, el piloto que haría de guía. Nos dieron chalecos salvavidas y nos explicaron que ver osos no estaba garantizado. Ellos nos llevarían donde suelen comer o beber a primera hora pero, obviamente, los osos salvajes hacen lo que les da la gana.

Nido de bald eagle, el águila más común de Norteamérica

Empezamos la ruta viendo en uno de los meandros un nido de bald eagle (águila de cabeza blanca símbolo de EEUU), de ahí entramos al lago Mud, donde pudimos ver a dos osos negros bastante hermosos en la orilla, pero muy a lo lejos y se fueron enseguida.

Nos llevaron al extremo este y pudimos ver un ejemplar de osa negra, algo escuálida ya que necesitan un gran número de bayas para subsistir, unas 8.000 al día, y estaba en época de cría. La osa era preciosa, estuvo unos minutos bebiendo y se internó entre la maleza, donde la pudimos ver rascarse en un tronco. A los pocos minutos vimos otro oso negro cruzar a la isla que hay en medio del lago. Éste estaba más lustroso, según el guía parecía un macho. ¡Estábamos alucinando!

Oso negro en la orilla del Mud Lake, British Columbia. Canadá

El guía paró la lancha en medio del lago y estuvo preguntándonos a cada uno cosas. Nosotros no entendíamos mucho de lo que decía con ese acento tan cerrado, se lo dijimos y se descojonó.

La última parte de la excursión fue una parada al final del lago para ver una cascada. Nos bajamos y caminamos por una pequeña subida de no más de 200 metros. Estaba en un enclave increíble.

La vuelta la hicimos un poco más lenta y el guía aprovechó para explicarnos cosas sobre los osos, qué comen, sus hábitos, etc., y para hacerse el simpático (esperaba propinas). Nos dejaron nuevamente en el embarcadero donde aprovecharon para intentar vendernos la típica foto de parque de atracciones. Nosotros nos fuimos rápido para continuar nuestra ruta.

A pesar de los momentos de parque de atracciones, que por suerte fueron muy escasos, el safari mereció muchísimo la pena. Os lo recomendamos (es uno de nuestros imprescindibles que hacer en las Rocosas).

Oso negro en la orilla de Mud Lake

Seguimos la carretera 5, Southern Yellowhead Hwy, hasta el río Fraser donde cogimos la 16, Yellowhead Hwy. A unos 14 km del desvío había una  barrera que indicaba la entrada a las Rocosas, y nos acordamos que había que poner el pase en el retrovisor del coche por si nos paraba algún ranger.

Unos kilómetros más adelante hay un ensanchamiento con un cartel del Mount Robson en el que se ve, en días despejados como el que disfrutamos nosotros, el monte de fondo. Paramos allí para hacer unas cuantas fotos de la estampa.

Cartel Mount Robson con el monte de fondo

A 2 km hay un centro informativo sobre el monte, donde explican que es el más alto de las Rocosas Canadienses y dan rutas para visitar los alrededores. Tiene un mirador muy chulo en la parte trasera, también hay un restaurante y mesas de picnic bajo los árboles.

Dimos una vuelta por los alrededores e hicimos una pequeña ruta circular que sale desde el centro de visitantes. A las 14 horas nos sentamos en una de las mesas a comer nuestros bocadillos de embutido. Nos acompañaba un enorme cuervo que se paseaba a nuestro alrededor a ver si pillaba algo (pero se quedó con las ganas, nosotros nunca alimentamos a los animales salvajes).

Al terminar, subimos a la terraza-mirador del centro de información y estuvimos admirando el monte, con el cielo azul y un cúmulo de nubes que giraban alrededor del pico, incluso hicimos un vídeo a cámara rápida en el que se veía perfectamente el efecto.

Sombrero de nubes sobre la cima del Mount Robson

El tramo que nos quedaba era más corto e íbamos muy bien de tiempo, por lo que pudimos conducir sin prisas admirando el paisaje. La estampa era preciosa, todo rodeado de abetos (nos dimos cuenta que había algunos marrones) y el Mount Fitzwilliam de fondo. Paramos en el Moose Lake y el Yellowhead Lake, que ya iban teniendo un tono azulado-turquesa.

Cuando llegamos a este último, nos adentramos por un camino que lo cruzaba al otro lado a través de una especie de puente-presa y donde vimos un par de cabañas. Los arbustos estaban llenos de bayas rojas de las que nos habían dicho en la excursión que les encantan a los osos, y no se veía gente por la zona, así que preferimos no jugárnosla y seguir con el coche antes de tener un susto.

Tramo de la Yellowhead Highway que atraviesa las Rocosas

A 8 km del lago entramos en el estado de Alberta, donde hay que adelantar los relojes una hora por el cambio de huso horario (dato muy importante para no tener problemas con las horas de las excursiones programadas) y 4 km más adelante está el control de acceso al Parque Nacional de Jasper. La entrada está limitada a residentes en la zona o turistas que tengan el pase permitido, y que nosotros llevábamos ya en nuestro retrovisor.I am text block.

Para acceder a los parques de Canadá, al igual que en EEUU, es obligatorio adquirir un pase. Se puede comprar un pase diario individual para cada parque, pero si en el itinerario se incluyen varios y en distintos días, lo ideal es adquirir el pase anual Parks Canada Discovery Pass que permite la entrada ilimitada durante un año a cualquier parque o lugar de interés incluido en la red de Parques Nacionales de Canadá. Los hay individuales o de grupo (más rentable si vais varios en un coche, ya que sólo hay que comprar uno por vehículo). Podéis ver precios y comprar los pases a los Parques online.

Después de pasar el control tardamos unos 20 minutos en llegar a Jasper, una ciudad pequeña de 4500 habitantes. Está en un llano entre las montañas, lo que le da un encanto especial, mires donde mires se ven grandes picos.

Tiene un par de calles comerciales, Patricia Street y Connaught Drive, llenas de tiendas y restaurantes, y rodeadas de zonas residenciales. La mayoría de las construcciones son unifamiliares, no vimos más que unos cuantos edificios de apartamentos de 3 alturas.

Pase de acceso a los parques en el 150 aniversario de su fundación

Habíamos reservado un apartamento por Airbnb, era nuestra primera experiencia con este tipo de alojamientos. Siempre reservamos los alojamientos en Booking, pero cuando fuimos a mirar los de Jasper, 7 meses antes, ya estaban todos llenos.

Nos costó poco encontrar la casa en la que dormiríamos las siguientes tres noches, The Rosehip House Loft. Teníamos que aparcar por la parte trasera de la casa, donde había acceso directo por una escalera que subía a la buhardilla, no vimos a los dueños en ningún momento.

Nos dejaron el apartamento abierto con las llaves y las instrucciones sobre una mesa en la entrada. Era tipo loft, con techos abuhardillados, una cama de matrimonio bajo la ventana, una bañera un poco encajonada en un lateral, con poco espacio para estar de pie, y una zona de «cocina» con hervidor, cafetera y una pequeña nevera. Era muy acogedor.

Habitación de AirBNB en Jasper

Descargamos el coche y acomodamos un poco las cosas antes de irnos al Jasper SkyTram. Había que aprovechar la tarde despejada para tener buenas vistas.

El teleférico sube al Whistlers Peak. La base está a 7km del pueblo accediendo por un desvío a unos 2km desde la Icefields Parkway. Los tickets se compran allí mismo o pueden adquirirse con antelación. Nosotros llegamos a las 18:45 y nos dieron billetes para subir 20 minutos después. Aprovechamos para entrar en la tienda de souvenirs y comprar unos imanes de las Rocosas para regalar.

Subimos en una cabina abarrotada, pero pudimos ponernos cerca de la ventana enfocada hacia la parte trasera para poder grabar el paisaje conforme íbamos ascendiendo.

Teleférico Jasper Skytram

El conductor de la cabina nos explicó que los abetos que habíamos visto durante todo el trayecto que tenían un color marrón, y que nosotros habíamos pensado que era algo natural, en realidad estaban enfermos.

Las vistas desde arriba eran espectaculares, se veían los lagos que rodeaban Jasper y todas las Rocosas. Subimos un sendero que accedía al pico seguidos por ardillas listadas canadienses (least chipmunk) y algún pika que buscaban que les diésemos algo de comer, debían oler la comida de la mochila.

Vimos una roca que sobresalía y nos hicimos una foto sentados en ella, por la perspectiva parecía que estábamos en caída libre flotando sobre las montañas.

Vistas desde lo alto del Whistlers Peak

Subimos hasta la mitad del sendero pero, como era tarde, decidimos volver. Estuvimos haciendo fotos con el sol cayendo y vimos el atardecer desde arriba, uno de los más chulos que veríamos en el viaje, el cielo estaba despejado y los colores eran una pasada.

Cogimos una de las últimas cabinas que bajaba. Había bastante cola porque todo el mundo había esperado a bajar en el mismo momento. Tardamos más de 30 minutos en llegar a la base entre la espera y el trayecto.

Atardecer en Whistlers Peak, Jasper

Fuimos directos a cenar. Aparcamos en Patricia St para ir al restaurante que teníamos apuntado, Whistle Stop Pub. Era una mezcla entre pub irlandés y sports bar americano, con una carta con platos típicos de diner, hamburguesas, hotdogs, nachos, etc. Está al final de la calle muy cerca de las vías del tren, de ahí su nombre.

Nos pedimos dos cervezas grandes, una sopa de cebolla, tiras de pollo frito y un sándwich Reuben con ensalada coleslaw. La cena costó 55$CAD/35’76€.

Whistle Stop Pub, 105 Miette Ave, Jasper (TripAdvisorGoogle)

De vuelta al apartamento, recorrimos un poco el barrio. Las casas eran una chulada, vimos un centro médico que no tenía ni dermatólogo ni podólogo, igual era buen sitio para quedarse a trabajar una temporada…

Caímos rendidos a medianoche en la cama, al día siguiente más.

Atardecer en Jasper