Tailandia y Singapur día 15
Koh Kut día 5
Traslado en barco a Trat, vuelo Trat – Bangkok – Phuket y noche en Phuket
14 DE MARZO DE 2019
Nos levantamos temprano y nos dimos el último baño mañanero. Para no irnos con los bañadores mojados, nos bañamos con los calzoncillos más viejos que teníamos. Menos mal que la playa estaba desierta, porque la pinta que debíamos tener era de postal. Se quedaron como recuerdo en el hotel, así menos ropa para lavar.
Tras desayunar, hicimos el check-out sin problemas y esperamos en recepción hasta que llegó la songthaew que nos llevó al embarcadero del hotel. Salimos de la isla a las 9:15 en lancha rápida en dirección al puerto de Laem Sok, donde nos esperaba el conductor de la furgoneta que nos llevaría al Aeropuerto de Trat.

Como llegamos con tiempo de sobra, tras facturar las maletas, fuimos al único barecito que había en el aeropuerto y no tomamos unas fantas de sabores raros para refrescarnos un poco. Hacía un calor de muerte que no se soportaba ni con los ventiladores del techo.
A pesar de lo pequeño que era el aeropuerto, había café, zumos y bollería gratis en la zona de espera para embarcar, después del arco de seguridad. No tuvimos más remedio que comer algo (estos días de traslados y líos de horarios, siempre nos hinchamos de comer).

A las 12:50 comenzó el embarque, nos montamos en el carrito a pie de pista y subimos en el avión de hélices. Nada más despegar nos dieron un almuerzo con empanada de espinacas, zumo, café y agua. En una hora, aterrizamos en Bangkok y como venía siendo costumbre, nos metimos en la Boutique Lounge de Bangkok Airways. Tomamos un picoteo, leímos, descansamos, etc.
El día estaba siendo largo y pesado con tanto traslado (¡y lo que nos quedaba!). A las 17:30, despegamos de nuevo, nos dieron más comida y en hora y media llegamos al aeropuerto de Phuket. Recogimos las maletas y salimos de la terminal pensando cuál sería la mejor manera de llegar al hotel.
En el mapa se veía muy cerca del aeropuerto, a unos 500 metros, pero con el calor, las maletas y el tráfico, descartamos la idea de ir andando. Preguntamos a un taxista y cuando le dimos el nombre del hotel, nos dijo que estaba muy cerca y no merecía la pena coger un taxi. Nos dejó su móvil para que llamáramos a recepción y nos vinieran a buscar con un transfer gratuito. Quisimos pagarle pero nos dijo que era un favor, un tío muy majo.

En 10 minutos estaba recogiéndonos la furgoneta del Phuket Airport Hotel, un hotel pequeño, con una docena de habitaciones alrededor de una piscina al aire libre, a lo motel americano. La zona de alrededor era un tanto fea. La carretera de acceso al aeropuerto tenía bastante tráfico y solo había restaurantes y supermercados de paso. Pero hacia el sur, 10 minutos caminando, estaba la entrada al Parque Nacional Sirinat, lleno de árboles a la orilla del mar, con una gran playa de arena dorada.
El hotel ofrecía desayuno completo por 150 baths/4€, con servicio de café y té 24h, bicicletas gratuitas y traslados a la playa o al aeropuerto también incluidos. Un hotel de paso pero muy recomendable para hacer escala en Phuket.

Nos recomendaron cenar en un restaurante cercano, donde iban tanto locales como trabajadores del aeropuerto. La comida fue muy muy barata y riquísima. Pedimos pollo con albahaca y arroz frito con pollo, con 2 fantas, por 180 baths/4,80€. Eso sí, el pollo estaba rabiando aunque lo pedimos not spicy. Estamos convencidos de que cuando lo pides no picante ellos oyen «pónmelo como para morirme».
Después de la cena, dimos un paseo por la zona, entrando en varios supermercados y tiendas para aprovechar el aire acondicionado. Un amigo nos había hecho un encargo para comprar bálsamo de tigre y estuvimos comparando precios.
El día había sido intenso, nos tomamos un café en el hotel y nos metimos en la habitación con el aire acondicionado a tope. Nos esperaba otro día lleno de traslados hasta nuestro siguiente destino, la isla de Koh Yao Yai, en el mar de Andamán.
