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Salamanca y Ávila día 3

Excursión a Ávila

18 de marzo de 2017

Este día madrugamos un poco más (tampoco demasiado) para no perder el tren a Ávila. A las 8:30 ya estábamos buscando un sitio para desayunar (no repetimos el del día anterior, sobre todo porque no nos había gustado el trato).

Camino a la Plaza Mayor, encontramos una cafetería-restaurante que tenía buena pinta, Rua Mayor. Pedimos zumo de naranja, café con leche, chocolate y dos tostadas con tomate y jamón. Desayunamos bien a gusto.

Rua Mayor, R. Mayor, 9 (TripAdvisorGoogle)

Desayuno en Rua Mayor

Fuimos caminando hacia la estación de tren, callejeando por el centro hasta el Parque de la Alamedilla. A las 9:45 salió el tren y en poco más de una hora estábamos en Ávila. Antes de entrar a la estación, tuvimos una buena panorámica de toda la muralla de la ciudad a través de la ventanilla (una de las ventajas de llegar en tren).

Fuimos andando hasta el centro histórico amurallado, se tarda unos 10-15 minutos bajando por el Paseo de la Estación y la Avenida de Portugal hasta la Puerta de San Vicente, frente a la Basílica del mismo nombre. En vez de acceder directamente, rodeamos la muralla por fuera hacia el sur pasando de largo la Puerta de la Plaza de la Catedral y la del Alcázar.

Murallas de Ávila

Hacía un calor de muerte, ya íbamos sin suéter y con la camisa arremangada. Era media mañana y nos pareció que la plaza de Santa Teresa o del Mercado Grande era un lugar perfecto para un almuerzo. Sólo había mesas al sol, pero era soportable, y pedimos dos cervezas bien frías y un trozo de empanada de atún.

Santa Teresa Shop Ávila, Plaza de Sta. Teresa de Jesús, 5 (TripAdvisorGoogle)

Con un poca más de energía, seguimos bordeando la muralla por el Paseo del Rastro hasta la Puerta de la Estrella. Entramos a la ciudad vieja pasando por la Plaza Pedro Dávila donde todos los árboles estaban en flor (parecía el hanami japonés como el que disfrutamos en nuestro viaje de 10 días en Japón), y seguimos por la Calle Caballeros hasta la Plaza del Mercado Chico.

Cerveceando en la Plaza de Santa Teresa
Hanami en Plaza Pedro Dávila

Ese día las terrazas de la plaza del Mercado Chico estaban abarrotadas de gente. Nos llamó la atención la parte sur con una arcada pero sin soportales que daba la sensación de que la plaza estaba inacabada.

Seguimos por la calle Bracamonte y, al pasar por detrás de la capilla de Mosén Rubí, vimos una terraza bastante tranquila y con una carta con platos típicos, alejada de las zonas más turísticas. Previendo que iba a estar todo lleno a la hora de comer, preguntamos si nos podían reservar una mesa. Nos guardaron una para las 14:00. Seguimos un poco más tranquilos sabiendo que no íbamos a tener que ir peleándonos para comer en algún sitio abarrotado.

Salimos de las murallas por el Arco del Mariscal, para ver la cara norte, la más fotografiada. Allí la muralla es más alta y descansa sobre una ladera cubierta de césped. No había nadie y estuvimos haciendo fotos tranquilos, como a nosotros nos gusta.

Plaza del Mercado Chico
Murallas de Ávila

Hicimos el camino inverso, pero subiendo hacia la Puerta de la Catedral para acceder a la pasarela que hay sobre la muralla. Los billetes se compran en la taquilla que hay a la entrada de la muralla y se accede por una escalera desde la oficina de turismo (Casa de las Carnicerías).

Se puede recorrer el adarve hasta la Puerta de la Adaja, un recorrido completo de unos 1400 metros con unas vistas muy chulas de Ávila. Nosotros bajamos en la Puerta del Carmen, junto a la Espadaña, se nos hacía tarde para comer.

Murallas de Ávila desde el adarve

Muralla de Ávila

  • De finales de marzo a finales de octubre de 10:00 a 20:00 (lunes cerrado).
  • De finales de octubre a finales de marzo de 10:00 a 18:00 (lunes cerrado).
  • Entrada 5€.
  • Gratuita los martes no festivos de 14:00 a 16:00.
Vista de Ávila desde el adarve de la muralla

Subimos por la calle del Marqués de Canales y Chozas hasta el Restaurante De Cine, donde habíamos reservado. Nos dieron la mesa enseguida y lo primero que hicimos fue pedir agua fría para refrescarnos, menudo día de calor habíamos pillado en Ávila.

El local estaba decorado con carteles de cine y paneles de acero brillante que desentonaba un poco con la carta tradicional que nos dieron. Pedimos un menú degustación Ávila para dos. Nos sirvieron a cada uno 3 cazuelitas con patatas revolconas, judiones del Barco y sopa castellana y un chuletón de 700 gr con patatas y ensalada para compartir, de postre unas natillas y una tarta de queso y membrillo. El menú incluía el pan y el agua y nos costó 45€. Salimos de allí rodando.

De Cine, Plaza Mosén Rubí, 3 (TripAdvisor – Google)

Chuletón de Ávila en De Cine

Terminamos de comer a las 16:10 y teníamos una hora hasta la salida del tren de vuelta a Salamanca. El camino hasta la estación lo hicimos subiendo por la Catedral y la Plaza Adolfo Suárez, donde vimos el verraco de las Cogotas y la Torre del Homenaje (en la misma plaza hay otro acceso al adarve pero ya era tarde y decidimos irnos directos a la estación).

Campanario de la Catedral de Ávila

Catedral de Ávila

  • De noviembre a marzo de lunes a viernes de 10:00 a 18:00, sábados de 10:00 a 19:00 y domingos de 10:00 a 17:30.
  • De abril a junio y de septiembre a octubre: lunes a viernes de 10:00 a 20:00, sábados de 10:00 a 21:00 y domingos de 11:45 a 19:30.
  • Julio y agosto de lunes a sábado de 10:00 a 21:00 y los domingos de 11:45 a 21:00.
  • Entrada 6€.
  • Gratuita los martes y miércoles de 8:30 a 9:30.
Catedral de Ávila

Los barrios entre la zona amurallada y la estación son tranquilos, con edificios de media altura, el paseo nos gustó mucho, incluso vimos un par de iglesias con los campanarios llenos de nidos cigüeñas.

Iglesia de San Pedro

El tren salió puntual a las 17:20, el trayecto sale bordeando la ciudad, con unas vistas perfectas de la cara norte de la muralla, luego discurre entre campos y dehesas. A esas horas, con el sol casi atardeciendo, era muy relajante. Nos encanta el tren.

Ávila desde el tren

Después de descansar un rato en el hotel, nos fuimos a tomar unas tapas, como si no hubiésemos comido bastante durante ese día.

Fuimos a Corte&Cata, la primera noche nos había encantado y queríamos probar más cosas. Pedimos unos montaditos de ibérico, unos pinchos de espárragos trigueros con panceta y pimiento morrón y una ración de pluma ibérica con salsa de pimienta rosa, regado con unas cuantas cervezas. Todo delicioso, como la vez anterior.

Corte&Cata, Calle Libreros, 2 (TripAdvisorGoogle)

Tapeo en Corte&Cata

Último paseo nocturno por el centro antes de dormir, al día siguiente se acababa el billete, como dicen en la Sierra de Segura.