Salamanca y Ávila día 4
Torres de la Clerecía · Convento de San Esteban · Calle Van Dyck · Vuelta a Valencia
19 de marzo de 2017
La última mañana decidimos no madrugar, hasta las 10 no fuimos a desayunar. Repetimos en el mismo sitio que el día anterior, Rua Mayor. Pedimos un par de zumos de naranja, café con leche, chocolate, unas tostadas con tomate y un mini de jamón de Guijuelo. El local por dentro es muy chulo y, a esas horas, muy tranquilo.

Lo primero que hicimos fue acercarnos a las Torres de La Clerecía, frente a la Casa de las Conchas, en pleno centro. Son las torres de lo que era el Colegio Real de la Compañía de Jesús, hoy en día la sede de la Universidad Pontificia. La subida tiene el rimbombante nombre de Scala Coeli, «escalera al cielo», y además de las vistas desde los campanarios hay una exposición que recorre la historia del edificio.

Torres de la Clerecía
- Diciembre, enero y febrero de 10:00 a 18:00.
- Entrada 3,75€.
- Acceso gratuito los martes no festivos de 10:00 a 12:00.
El recorrido por las salas según se sube es bastante chulo, y se nota que las escaleras fueron restauradas recientemente, pero lo que son una pasada son las vistas de toda la ciudad desde arriba.
Hay dos niveles, las pasarelas que unen las torres, y el más alto, las ventanas de los campanarios. Nosotros entramos a las 10:30, estábamos prácticamente solos y el día estaba despejadísimo por lo que se podían ver perfectamente Salamanca y los alrededores. Pasamos por la puerta unas horas después y había una buena cola, así que os aconsejamos madrugar.

Al salir entramos a ver el patio de la Casa de las Conchas, con arcos mixtilíneos como los que habíamos visto en el Patio de las Escuelas Menores. Cruzamos la Plaza Mayor y subimos por la Calle Zamora hasta la iglesia de San Marcos, una curiosa iglesia redonda de principios de S.XII.
Justo en frente hay una estación de servicio en los bajos de un edificio de aspecto medieval en el que han respetado la cartelera para que se adapte a la construcción, nos pareció muy gracioso y una forma genial de respetar la arquitectura sin que deje de haber progreso.


Bajamos de nuevo al hotel a dejar las maletas en recepción y nos acercamos al Convento de San Esteban. Esta vez hicimos el camino a través de la Plaza de Colón que todavía no habíamos visto. Allí se puede ver la Torre de los Anaya, la Torre del Clavero y el Palacio de Orellana.
El Convento estaba lleno de gente que salía de misa, nosotros aprovechamos que era la hora del aperitivo y que hacía solazo para sentarnos en la terraza del Bar 101 a tomar una cerveza con un montadito de lomo.
Convento de San Esteban
- De noviembre a marzo todos los días de 10:00 a 14:00 (último acceso a 13:15) y de 16:00 a 18:00 (último acceso a 17:15).
- De abril a octubre de 10:00 a 14:00 (último acceso a 13:15) y de 16:00 a 20:00 (último acceso a 19:15).
- El museo cierra los domingos por la tarde y el lunes todo el día.
- Entrada 4€.

Para comer nos acercamos a la zona de estudiantes, la Calle Van Dyck y alrededores. Al ser domingo a medio día no había mucho ambiente pero los bares tenían muy buena pinta.
Comimos unos pinchos y unas cañas a muy buen precio, en un par de locales que desgraciadamente ya no existen. No os vayáis de Salamanca sin picar algo por esa zona, hay muchos bares y muy baratos.

De vuelta al hotel recogimos una bolsa de carne fresca de ibérico que habíamos encargado en Cárnicas Mulas, en la Rua Mayor, frente a las antiguas confiterías. Nos la prepararon estupendamente en bolsas isotérmicas y con enfriadores para que aguantase perfectamente el viaje en tren.
Recogimos también el hornazo que encargamos el primer día en La Tahona de la Abuela y nos dimos un premio tomando unos helados buenísimos en Umami, al lado de la carnicería.

Ya sólo nos quedaba esperar el taxi que nos llevó a la estación, y los dos trenes que nos dejarían en Valencia a las 21:00, a tiempo de cenar un buen trozo de hornazo con la familia para celebrar el día del padre y ver La Cremà de las fallas.
