Copenhague día 5
Indre By · Ópera · Vuelo Copenhague – Valencia
12 de octubre de 2015
Tocaba levantarse pronto, hacer las maletas y despedirse de Leti y Anders. A las 10 ya estaba todo hecho y fuimos a dar un último paseo por el centro, vimos la estatua de Hans Christian Andersen al lado del ayuntamiento, aprovechamos para comprar algunos regalos en Strøget y recorrimos la famosa calle Magstræde.

Nos acercamos a la isla de Slotsholmen para ver el parlamento de día y los jardines de la biblioteca, y de allí cruzamos el canal y nos acercamos a ver el Cirkelbroen, un puente peatonal formado por circo discos que cruza uno de los canales adyacentes al Københavens Havn.
De camino a la ópera entramos en Papirøen, un evento efímero de foodtrucks dentro de una nave industrial. Todo tenía muy buena pinta pero no teníamos hambre. Seguimos hasta la ópera y estuvimos haciendo fotos y viendo al otro lado Ofelia Beach, un muelle preparado para el baño en los meses de calor.
Actualmente podréis disfrutar del Reffen – Copenhagen Street Food, que sigue la línea del Papirøen repleto de foodtrucks con comida de todo tipo, teatros, espacios culturales y de arte alternativo. Está algo alejado del centro, enfrente del puerto. El autobús 2A lleva allí desde la estación central pasando por Christianshavn.


Se hacía la hora de irnos, recogimos las maletas y emprendimos el camino de vuelta al aeropuerto en tren (tenéis toda la información en la entrada cómo ir del aeropuerto a Copenhague). Pasamos los controles muy rápido, como es habitual en nosotros, y nos sentamos a comer algo en The Bar. Una hora después, empezó el embarque, pero el vuelo salió con más de media hora de retraso, seguramente por culpa de la compañía asquerosa en la que volamos, Iberia Express (la empresa low cost de Iberia).
Al llegar a Madrid, con muy poco tiempo para la escala a Valencia, el desembarque se paró de repente cuando ya habían salido más de 20 pasajeros. La culpable fue una azafata que se dio cuenta que le habían robado el móvil, porque había dejado sus pertenencias en los maleteros de pasajeros para salir más rápido y ellas tiene la obligación de no dejarlas ahí, tienen zonas propias para sus cosas (que conste que no justificamos el robo…).
En ese momento, el comandante decidió llamar a la Guardia Civil y dejarnos allí encerrados, con el consiguiente cabreo de todos los pasajeros que llegábamos tarde al siguiente vuelo y, además no tenía sentido retenernos cuando ya había salido gente. Quince minutos más tarde, la Guardia Civil nos dio la razón y dijo que podíamos salir (ya que no estábamos todos los pasajeros) y que tendrían que presentar una denuncia como todo el mundo.
Acabamos el viaje como lo empezamos, corriendo por Barajas para llegar a tiempo a la puerta de embarque del vuelo a Valencia.
Conclusión, nunca más volar con Iberia Express.
